lunes, 11 de octubre de 2010

Capitulo 9

Salí de la casa echando humo. ¡Dios! Me sentía una mierda de persona, pero las palabras habían salido solas de mi boca. Si mi personalidad fuese otra y yo no hubiera sido tan orgullosa, de seguro hubiera entrado de nuevo a la casa y pediría disculpas. Pero no, claro que yo no haría eso, primero me podían tirar a un pozo con mil oxigenadas habladoras. Salí de mi casa y, por ridículo que suene, no supe que hacer. Me sentía como una niña pequeña, estaba perdida. Necesitaba un maldito cigarro, pero claramente Iván había roto todos los que tenía, y yo no había comprado ninguno.

En ese momento me acordé que yo estaba con él ¿o no? Me di vuelta y unas manos rodearon mi cintura delicadamente. Sus ojos se encontraron rápidamente con los míos. Y su respiración golpeaba en mi rostro. ¿Qué me preocupaba hace unos segundos? ¿Papá? No podía recordar ni mi nombre, solo quería probar sus labios. Pensé que me besaría, pero en vez de hacerlo pasó su dedo pulgar por mi mejilla. No había notado que estaba llorando. ¡Y me sentía tan ridícula!

Me aparté de él, y sequé yo sola mis lágrimas. Pero lamentablemente sentí, que el nudo en mi garganta crecía. No debió haberme afectado tanto volver a verla, pero así fue, y yo me sentía mal por haberla tratado mal y mi cabeza dolía horrores porque tampoco sabía si debía pedir disculpas o no.

Instintivamente me acerqué yo a Iván, él era el mejor analgésico que podía encontrar en el mundo. Mis lágrimas seguían cayendo, pero en ese momento no me importaba, sólo lo quería a él. Lo abracé con miedo a que me rechazara ¿Pero por qué lo haría?, y no lo hizo, me abrazó y me meció de un lado a otro como intentando calmarme. Suspiré pesadamente ya que el llanto me impedía respirar normal.

-¿Podemos ir a otra parte? No quiero dar explicaciones hoy – la verdad era que no quería encerrarme en mi cuarto a hacer nada, ni siquiera quería pensar. Iván suspiró y luego asintió.
- Si quieres te puedes quedar en mi casa, está mi hermana y a ella le encantaste – Oh, ¿y sus padres? – a mamá tampoco le desagradará la idea. – respondió a mis pensamientos.
-No lo sé, no creo que sea lo correcto, ¿Acaso tus padres siempre te dejan llevar chicas a tu casa a dormir? – sabía que no era el momento para ponerme celosa, pero no pude evitar preguntar. Él se rió.
- Nunca había llevado a ninguna chica a la casa – se encogió de hombros – Es eso o te quedas en tu casa, no te dejaré que vagues por las calles sola.
Asentí y me subí a la moto detrás de él. Después pensaría qué decirle a papá. Pero ¡Cómo le diría a la mamá de él, ¿señora me da alojamiento?! “Bien Sofía, de seguro ahora te quieren más” se burló mi mente. No sé cómo llegamos tan rápido a su casa. “No debí haber dicho que sí, no debí” pensaba una y otra vez. Bueno quizás estaba exagerando y en verdad sus padres eran comprensivos.

Él me ayudó a bajarme y entrelazó nuestras manos. Al interior de su casa no había mucho movimiento. Entramos y vi que Kate estaba sentada en la mesa de centro con un señor de unos 40 años intentando ganarse en un juego de mesa. Ambos reían. El señor era casi de la misma altura que Iván, se parecían bastante, por lo que supuse que era su padre. Kate miro hacia nuestra dirección, y su sonrisa creció aún más (si es que eso era posible).

-¡Sofía! – Vino hacia mí y me dio un cálido abrazo – Papá, ella es la novia de Iván – sentí que mis mejillas ardían más que nunca. El señor que hace un rato nos miraba curioso, se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla, y luego saludó a su hijo.   
-Me alegra por fin conocerte, ya que en esta casa se habla tanto de ti – miró a sus dos hijos, y yo sentí que ahora todo mi rostro me quemaba.
- También me alegra conocerlo señor – sonreí como pude.
-Dime Nicolás – se rió – señor me hace sentir viejo. Asentí.
- Pues eres un viejo, y los años cuentan, por eso me estás ganando – dijo Kate tratando de defenderse.

Seguimos hablando de cosas sin importancia, y luego la hermana de Iván me invitó a quedarme con ella. Yo no supe bien que responder.

-Ehh – miré a Iván. Él se encogió de hombros, por lo menos nos habíamos ahorrado la petición.
- No me puedes rechazar dos veces – se rió – además no creo que salga esta noche, porque el joven de mi padre “prefiere que no” – remarcó las comillas. Él se rio.
-Claro querida, será un placer que te quedes con nosotros, si es que en tu casa no se molestan – suspiré. Y luego asentí.
- Gracias.

Nicolás se despidió de todos y subió las escaleras. Iván me abrazó y nos sentamos en un sillón. La verdad ya me sentía mejor y el nudo en mi garganta había desaparecido. Le mandé un texto a mi padre diciéndole que me quedaría donde una amiga. Kate insistía en que algún día fuéramos a una fiesta juntas. Luego se fue a su habitación a hacer no sé qué cosa.

-Me siento una entrometida acá – suspiré abrazándome más a Iván.
- No seas tonta – acarició suavemente mis labios, y yo cerré mis ojos ante el contacto – Mis padres no son unos ogros ni nada por el estilo, hasta han dejado quedarse a los extraños novios de mi hermana- se rió- bueno, al único extraño novio que tiene.
Reí con él. Bueno debía dejar de comportarme como una abuela. Apoyé ambas manos en su pecho y mi cabeza en su hombro. Nunca pensé estar así con un chico, pero era realmente genial. Él hacía que mi mente olvidara cada problema, y lo reemplazara por un molesto pero a la vez genial nudo en el estómago.

Iván se acercó más a mí, y reemplazó sus delicados dedos por sus suaves labios. Mi corazón quedó más arriba de mi garganta. Amaba besarlo, aunque pocas veces lo demostrara. Sus manos bajaron a mi cintura y su cuerpo se inclinó sobre el mío por lo que yo me tuve que recostar en el sofá. Aprisionó mi labio inferior entre sus dientes, y a mí se me escapó un leve jadeo. Necesitaba aire, pero ¡Dios! más necesitaba sus besos. Pasé mis brazos alrededor de su cuello y lo atraje más de lo que estaba, aunque al parecer eso era un poco imposible. Su lengua se encontró con la mía, y sentí que mis sentidos desaparecían. Iván se apoyó en el sofá y levantó un poco su rostro, dando por terminado el beso, para buscar aire. Ambos teníamos la respiración irregular. Él besó mis párpados y luego mi nariz.

-Creo que diré más seguido que soy una entrometida – me reí y él me acompañó.
-Claro, cuando quieras – me guiñó un ojo, era un chico ¡desgraciadamente sexy! Ataqué nuevamente sus labios, pero con un corto beso.
-Tú me dijiste – le guiñé el ojo, imitando su voz ronca.
-Insisto, deberían buscarse un cuarto – se burló la cantarina voz de Kate que nos estaba observando desde la puerta. Iván se levantó de encima de mí y luego rodó los ojos hacía su hermana.
- Y yo insisto que deberías interrumpir menos – dijo mi novio. Kate le quitó importancia con un encogimiento de hombros
- Sólo venía a preguntarle a Sofía si quería dormir en mi habitación, ¡Podemos hacer una mini pijamada! – dio pequeños aplausos. A veces pensaba que ella era la hermana menor.
-Ehh, claro – le sonreí, el panorama no era el mejor, pero ella me caía bien.

Iván me dio un rápido beso, mientras su hermana se daba la vuelta. Yo la seguí. Su habitación era muy colorida, y “a la moda”. Ella insistió en arreglarme el cabello, me negué, pero como siempre ganó. Luego me prestó un pijama corto, y me obligó a ver una película de miedo que según ella “Era un clásico”, y que si no la había visto no tenía vida. Acepté sólo para no quedar como una miedosa. Pero en el fondo yo y mi cerebro sabíamos que a mí me asustaban hasta las hormigas. La vi e intenté reprimir los gritos, era sangrienta, pero muy sangrienta, a esa altura hubiera preferido tener una pijamada con Freddy Krugger. Miraba de reojo a Kate y ella estaba inmutable, hasta se reía cuando mataban a alguno de los desdichados chicos. ¿Por qué siempre se moría la que no creía? Gran misterio que no me di el tiempo de descifrar ya que mi estómago estaba revuelto. Tenía todo fríamente calculado en caso de que la situación se volviese crítica, el baño estaba a menos de 4 metros. Por suerte la película termino, y yo relajé todos mis músculos. Una pequeña capa de sudor cubría mi frente. “Maldita miedosa” me reté.
-¿Y? ¿te gusto? – preguntó divertida.
- Claro – intenté sonreír – es genial.
- Pero tienes una cara de los mil demonios – tocó mi frente con expresión preocupada. Yo negué.
- Debe ser que estoy cansada – ella sonrió relajando su semblante. Su cama tenía otra en la parte de abajo, que se abría como un cajón. Ambas nos acostamos y al rato ella se durmió. Yo no, claro está, en mi mente se repetían una y otra vez las escenas de la película; y para empeorar la situación había un maldito árbol que hacía sombra en la ventana, y ya veía que aparecía por ahí un sicópata con una moto sierra y me cortaba en mil pedacitos. En esos momentos odiaba tener tanta imaginación. Abracé mi almohada y cerré mis ojos, pero nada resultaba. Para mi ya habían pasado como 5 horas desde que Kate se había dormido ¡Pero no! Habían pasado una desgraciada hora.

La luz del pasillo se prendió y yo me sobresalté. No sé si les ha pasado que se asustan en las noches de cualquier movimiento que hay, y de repente se aseguran que no es su imaginación y “valientemente” se levantan de la cama y van a ver, como si pudieran hacer algo si fuese algún monstruo o ladrón…
Bueno, si no les ha pasado, a mi sí. Y fue exactamente lo que hice. Caminé haciendo el menor ruido hacia la puerta de la habitación. Me asomé y me encontré a poca distancia a mi novio caminando por el pasillo con un vaso de agua. Suspiré y mi corazón disminuyó sólo un poco el ritmo para luego aumentar al ver a Iván con una ajustada remera y sólo con bóxer. ¡Dios! creo que me estaba cayendo baba. Intenté esconderme de su vista, pero ya nuestras miradas se habían encontrado. “Gran idiota” me dije a mí misma. Él se acercó un poco a mí y yo intenté mantener mi mirada en sus ojos, y mis mejillas frías.

-¿Qué haces en pié? – susurró.
- Ehh, este…tú también estás despierto – me defendí.
-Claro, pero yo tengo 2 razones – mostró su vaso.
-Esa es una – reclamé.
-La otra era ver si podía verte dormir, pero la has arruinado – se rió y yo también.
- Dime la tuya – se acercó peligrosamente a mi posición.
- Ehh…- di un paso atrás – no puedo dormir – me encogí de hombros quitándole importancia. Enarcó una ceja. – pues… porque… no puedo – no le diría que me daban miedo las cosas de ficción.
-Te apuesto que mi hermana te hizo ver la espectacular película de terror – se rió. Yo asentí con mis mejillas ardiendo.

Él negó con la cabeza como si lo desaprobara. Tomó mi mano y me guió hasta la cama que había dejado hace unos minutos. Yo me acosté y le dejé un espacio. Estaba hecha un manojo de nervios, maldito Iván, malditas hormonas, maldita yo. “Puedes dejar de maldecir maldita imbécil” reclamó mi cerebro.

Iván se acostó a mi lado y comenzó a acariciar mi mejilla suavemente, era relajante, ¡Pero cómo diablos pretendía que me durmiera con su anatomía tan cerca de mi cuerpo! Apoyé mi cara entre su cuello y hombro, y lo abracé. Ok, eso no ayudaba pero tenía que aprovechar el momento ¿o no? Una de sus manos recorrió mi espalda y sentí como si me dieran una relajante corriente eléctrica. Mis ojos comenzaron a cerrarse poco a poco, no quería dormirme, pero a esa altura de la noche ya era inevitable. Me abracé más a él y él soltó una pequeña risita.

-Eres una buena almohada – susurré antes de que mis ojos se cerraran por completo.

Al día siguiente desperté esperando encontrarme abrazada a mi novio, pero en vez de eso sólo vi las sábanas. Obviamente no hubieran sido lo más correcto en el caso que sus padres nos vieran, y en el fondo lo agradecí. Me vestí con la ropa del día anterior, a pesar de que Kate insistiera en pasarme de su ropa. Luego fui hasta la cocina y le ayude a la mamá de Iván en algunas cosas, después desayunamos. Pero de Iván no habían ni pistas, me dijeron que los fin de semanas habitualmente dormía hasta que alguien lo obligara a despertarse.

Al terminar de conversar y desayunar con su familia, fui hasta a su habitación a ver si lograba despedirme antes de irme, obviamente no lo obligaría a ir a dejarme. Él estaba durmiendo plácidamente, me arrodillé al lado de su cama, y lo besé delicadamente a modo de despedida. Se removió un poco y abrió los ojos. Pestañó un par de veces y luego sonrió.

-Creo que esta es la mejor forma en que me han despertado en la vida – dijo con su voz roncamente sexy.
-No quería despertarte – me sonrojé – sólo venía a despedirme.
-Mmm – tomó mi mano que se encontraba apoyada en el borde de la cama, y tiró un poco de ella, yo me acerqué y posé mis labios en los suyos – Te llevo – dijo sin alejarse aún. Iba a reclamar pero él ya se había levantado y estaba buscando ropa en su armario.
-¿Recuerdas que se supone que estaba donde una amiga? – intenté reclamar.
-Bueno, mi hermana es tu amiga – se rió. No pude decirle más porque ya estaba entrando al baño. Se demoró casi 5 minutos en estar nuevamente afuera. Venía con el cabello un poco alborotado y con pequeñas gotitas de agua.
-¿Mi novio es flash? – me reí.

Fuimos hasta su moto luego de haberme despedido de todos. Al llegar a mi casa nuevamente estaba en maldito auto. Suspiré pesadamente. ¡Porqué no me dejaba un día en paz! Iván paró la moto una casa antes de llegar a la mía, y me miró como esperando alguna reacción. Yo me bajé.

-Supongo que algún día debo enfrentarla – me encogí de hombros intentando parecer convencida.
-¿Quieres que te acompañe? – Negué con mi cabeza, me acerqué y le di un pequeño beso en la comisura de sus labios, él pasó su manos por mi cintura y lo alargó, nos separamos para buscar un poco de aire – suerte.

Le dediqué una sonrisa y caminé hasta mi casa, al entrar me encontré con la mujer sentada en el sofá de la salita de estar. Procuré contar hasta mil antes de hablar. Miré a mi padre que se paseaba despreocupado por la cocina, al verme una ola de preocupación pasó por sus ojos.

-Si me vas a regañar que sea cuando estemos solos – dije secamente mirando a la mamá de Camilo.
-No tienes por qué tratarme así – dijo ella en un susurro, pero noté que estaba dolida. No le respondí.
-Hija, tu madre quiere hablar contigo – dijo tranquilamente mi padre, y nuevamente suplicándome con sus ojos. Suspiré.
-Está bien – miré a mi padre para que entendiera que sólo lo hacía por él.
- Yo iré a la tienda, te vas para allá si deseas – me dijo antes de tomar las llaves y salir por la puerta.

El silencio inundó el lugar. No sabía cómo actuar frente a ella, era realmente incómodo, ella me escrutó con la mirada. Y yo hice lo mismo con ella. Lo que más odiaba de la situación era que para mi desgracia, yo era la fiel copia de ella, y que aunque yo lo negara con todo mi ser, estaba a la vista del mundo que yo era su hija. Sus alborotados risos caían por sus hombros, su cabello era de un color que no alcanzaba a ser negro, pero que tampoco era de un marrón normal. Su piel era blanca y a veces daba miedo de que se rompiera con algún rayo de sol. Y sus ojos eran azules, grandes y despiertos, tal y como eran los míos. Era como estar viendo en el espejo mi imagen futura. “y ahora te pusiste cursi” me dijo mi mente.

-¿Podrías hablar no? – dije intentando sonar respetuosa, pero dudo haberlo logrado.
- Tengo que explicarte lo que ha pasado en los últimos años, y para eso necesito que estés abierta a mis palabras…
-Pues habla – ok, soné insolente.
- Y también quiero que dejes esa actitud de mierda – estaba molesta, pero no me importó ¿Qué se creía? Enarqué una ceja y esperé a que continuara

Otro cap :D ; bueno no sé si les gusto, a mi no mucho, mi inspiración esta por los suelos, ando con mi cosas en mi cabeza pero espero que a ustedes les haya agradado …¿Vieron la foto de Camilo? ¿Les gusto? ¿Se lo imaginaban así?, jahsjahsa muchas preguntas ^^ bueno nos leemos! se Cuidan :D

lunes, 4 de octubre de 2010

Capitulo 8

Miré hacia donde provenía esa voz y vi a una chica de unos 18 o 19 años, bastante hermosa, mirándonos divertida. En ese instante me di cuenta que Iván seguía besándome, me separé y lo empujé un poco. Enarqué una ceja ya que él seguía con su sonrisa burlona, me dieron ganas de golpearlo. Me paré del pequeño sillón, y la verdad, no supe que hacer. Iván se paró también y abrazó a la chica que estaba en el marco de la puerta. Luego ambos me miraron.

-Sofía, ella es mi hermana – le dio un leve empujón – y Kate, ella es mi novia, Sofía – hizo un movimiento con la mano como presentándonos.
-Wow, es más hermosa de lo que te mereces- rió – Hola, un gusto. – me tendió la mano y yo la tomé por cortesía.
- Hola, igualmente.

Quería irme de ahí, me sentía incómoda, pero no podía, porque al parecer la hermana de Iván quería entablar una conversación conmigo quería hablar de chicos, y cosas así. Después de un rato de conversaciones sin importancia ella comunicó que debía salir a una disco.

-¿Vienes Sofía? – Iván cruzó los brazos, por lo que supuse que no quería que fuera, no me importaba que él se opusiera, puesto que si se me hubiera dado la gana hubiera aceptado.
-No, gracias, creo que ya debo irme a casa.
-Está bien, pero alguna vez debes acompañarme – sonrió.

Ella se fue, y después de muchos besos yo también logré irme. La familia de mi novio era acogedora la verdad, aunque no había conocido a su padre, su mamá y su hermana habían sido muy agradables. Él me fue a dejar a mi casa. Nos despedimos. Al entrar a mi habitación comencé a divagar en lo que había pasado en el último tiempo, ¿por qué yo tenía novio?, si mi más alta expectativa antes de entrar al instituto era a lo más, que los profesores supieran mi apellido. Era extraño pensar que todo estaba pasando tan rápido, y que el tiempo se me iba de las manos. No sé si les ha pasado, pero es extraño, suponía hasta ese momento en que todo era un sueño, y que de pronto despertaría, y me encontraría en la situación en que debería estar, es decir, siendo invisible.

Los días pasaron y con Iván seguíamos cada vez mejor, no entendía cómo él lograba soportar mi extraño carácter todos los días. Poco a poco el grupo de “amigos” se fue agrandando cada vez más, aunque poco me importaba, ya que como siempre Tania y Mandy serían mis únicas de verdad.

Camilo se había mantenido distante, aun seguía dándome vuelta por la cabeza la idea de cómo diablos podía ser él mi hermano, y me resultaba por lo menos paranormal. Mi única teoría lógica era que mamá había tenido a mi hermano al mismo tiempo que yo, pero ¿entonces seríamos mellizos?, porque sin duda gemelos no éramos, pero en ese caso, papá en algún momento me debió haber comentado algo, o yo por lo menos haber recordado algún momento de mi niñez en que haya visto algún niño en mi casa, y aún mejor hubiera sido recordarlo como mi hermano. Las otras ideas eran una reverenda mofa a mi intelecto, la más inteligente trataba de que Camilo era un extraterrestre que podía tomar la forma que quisiera, y pues, había tomado una forma parecida a alguien de mi familia, todo puede ser. Pero sonaba ridículo hasta viniendo de mi, por lo que enseguida deseché la idea. Con Iván llevábamos un mes de novios, y aunque no lo crean, papá no tenía ni la menor idea de que yo tenía algo más que amistad con él. No crean que era por algún motivo turbio o algo así. Era sólo por el mismo motivo que prefería mantenerme al margen de todo, y a pesar de no haberlo logrado en el instituto en casa debía mantenerlo a raya, y eso me ahorraría bastantes charlas incómodas con papá. O que pusiera incómodo a Iván. Pero para ser sincera, Mandy y Tania me advirtieron que no era bueno lo que hacía, porque Iván podía malinterpretarlo, a pesar que él nunca mostraba ningún signo de molestia. Por lo tanto me comprometí conmigo misma a contárselo aquel día en que cumplíamos un mes.

No sabía qué regalarle, y supuse que algo simbólico serviría, por lo que busqué algunas fotos que nos habíamos sacado en el último tiempo, y confeccioné un lindo collage, y luego lo enmarqué en un cuadro no muy grande, no quería exagerar. La verdad las artes manuales no eran mi punto débil y me felicité mentalmente (o más bien, la molestosa de mi mente me felicitó), por el trabajo que había hecho. Después de que termine mi labor y me vestí, con unos jeans claros y una remera negra con mis converse del mismo color, bajé para desayunar con papá. Desde hace algunas días lo veía un tanto abatido, y pequeñas ojeras marcaban el rededor de sus ojos, que antes estaban de un color uniforme. Vacilé un poco si contarle o no hoy, pero la voz de mi pecho habló: “Debes, él tiene derecho en saber acerca de tu vida”. ¡Por qué siempre tenía que tener razón!

Tomé una taza de leche, nerviosa, pensando en las múltiples reacciones que papá pudiera tener, porque, si bien él era lo más comprensivo que había en el mundo, también era el padre más sobreprotector en la faz de la tierra. Y eso me molestaba a veces. Moví nerviosamente mis manos alrededor de la taza, y él enseguida notó que algo me inquietaba, yo siempre era más obvia de lo que a mi gusto, quería ser.

-¿Pasa algo? – dijo un tanto divertido de mi comportamiento.
- Sí, pero no es malo, o sea, quiero decírtelo, porque… bueno.
-Habla hija – me sonrió.
-Pues…este…tengo novio – solté sin siquiera pensarlo. Él abrió sorprendido medio segundo los ojos, pero luego volvió a su misma expresión que antes tenía.
-¿Y quién es el afortunado? –dijo ahora con un tono más divertido aún, lo que me hizo pensar quizás que estaba reprimiendo una carcajada.
-Emm, ¿Iván?, no creo que lo recuerdes – bajé la mirada ya que sentí que mis mejillas ardían – llevamos un mes.
-Oh, ¿y no me habías dicho? –Enarcó la ceja – esto jóvenes de hoy – dijo imitando la voz de un anciano y ambos reímos de lo mala que era.
El hizo unas preguntas más acerca de mi novio, y le conté que hoy saldría con él, papá vaciló, obviamente, como cualquier padre hace para que la hija no crea que siempre conseguirá permiso tan fácil, yo lo conocía. Pero después de un rato accedió, haciéndome prometer que luego hablaría “hombre a hombre” con Iván. No quise pensar en ese momento, lo vergonzoso que eso resultaría. Subí a mi habitación para arreglarme un poco más las ondas que se formaban en mi cabello. Estaba en mi trabajo de “intentar” arreglar la desgracia que tenía por rostro, cuando sentí que una bocina de automóvil tocaba afuera de casa. Tomé el paquete negro con cinta blanca en que había envuelto el regalo, y luego bajé despidiéndome al paso de papá con un fugaz beso en la mejilla. Me encontré con Iván apoyado en su moto, estaba usando una camisa azul verdosa, que se encontraba en su totalidad abierta, debajo de esta se encontraba una camisa simple blanca, y andaba con pantalones oscuros. No queda de más decir que casi me derrito al verlo, pero logré disimularlo, no quería parecer una babosa enfrente de él. Apenas llegué a su lado me dio un recatado beso en la mejilla, como era costumbre cuando estábamos en casa. Me reí por lo bajo con su actitud, y besé rápidamente sus labios, tomándolo completamente de sorpresa, obviamente, a sabiendas que papá quizás estaba observando por la ventana, pero poco me importaba, no quería que Iván pensara que a mí no me gustaba reconocerlo como mi novio al mundo. Me reí un rato más de su turbada expresión, y acaricié con una de mis manos su mejilla.

-¿A qué se debe que estés tan contenta hoy? – dijo acercándose peligrosamente, como a él le gustaba jugar con mi voluntad, a mis labios.
- No lo sé, es un lindo día para pasear no crees – sonreí nerviosamente ante la cercanía de su rostro. Y las malditas mariposas se agolparon en mi estómago e hicieron un pequeño nudo en la boca de este. – Además hoy le dije a papá – me acerqué un poco más a él, pero sin besarlo. Él asintió y antes de que pudiera acercarse más a mi me subí a la moto, y él rió, sabiendo que yo había ganado el juego de la “voluntad” como lo había llamado sin ninguna imaginación de por medio. Se subió delante de mí y yo tomé su cintura apegándome a él, y apoyando mi cabeza en su espalda. - ¿Dónde vamos? – pregunté curiosa.
- Ya lo verás.

Siguió manejando por un sendero que sabía que conocía, pero que en esos momentos poco recordaba. Sentí el aire recorrer mis mejillas, y me encantó la sensación. De pronto la moto comenzó a bajar un poco la velocidad y divisé la casa que ahora bien recordaba: La casa de campo de Iván. Sonaba un poco siútico si lo decía así, pero era como decirlo ¿o no? Me quité el casco que mi novio me obligaba a usar por “seguridad” y maldije internamente, porque siempre cuando me lo ponía, mi cabello terminaba totalmente electrificado y parecía leona con rabia. Iván me miró con una pequeña risita dibujada en sus labios, mientras veía como yo luchaba contra mi cabello, en donde claramente yo iba perdiendo. Noté que en sus ojos había ternura, y se acercó cuidadosamente, tratando de evitar que yo intentara alejarme, quizás con la idea de nuestro juego. Tomó mi rostro entre sus manos, y yo de inmediato sentí que mi respiración se entrecortaba. Rozó suavemente su nariz con la mía, y luego poso sus labios en los míos, con un tierno e inocente beso que me dejó sin respiración y con los latidos de mi corazón a mil. Nos separamos, yo aún con los ojos cerrados intentando grabar ese momento, y registrar ese beso como uno de los mejores de mi vida (a pesar de mi poca experiencia). Abrí lentamente mis ojos, y encontré a Iván a la misma distancia de hace unos segundos. Él pasó cuidadosamente sus dedos por mi electrificado cabello y logró que mil descargas eléctricas pasaran por todo mi cuerpo. Me tomó luego de la mano y me llevó hasta la orilla del lago que yo recordaba bien. Ahí había un pequeño mantel con una canasta (tipo escena de cuentos de hadas), que daba un aspecto mágico a todo. Me senté con él a mi lado, y él me entregó una pulserita echa de algún hilo especial, que venía con un colgante de corazón hecho de madera, el pequeño colgante tenía una pequeña “I” grabada en él. Era realmente hermoso, y lo especial lo hacía que me recordaba totalmente la personalidad de Iván, un chico tierno y dulce, y que al parecer le encantaba la naturaleza. Yo busqué en mi bolso el regalo que le tenía, y él lo abrió, enseguida se dibujó una sonrisa en sus labios al ver las escenas que las fotos inmortalizaban. En una él salía haciendo una de sus múltiples caras, y yo me reía a carcajadas de él, en otra yo salía aparentemente enojada, y él me miraba con fingido temor. Había una que Mandy nos había tomado a escondidas, en donde él estaba aprisionándome en contra de una pared, y solo nuestras narices se rozaban, sin duda esa foto merecía tener el lugar central del cuadro, y después de regañar a Mandy le agradecí el ser tan buena fotógrafa. Había algunas en que ambos salíamos con nuestros amigos. Cuando examinó cada una de las fotos, me sonrió.

-Gracias – dijo con sinceridad – me encantó.
-Feliz cumple mes – sonreí, y mis mejillas se sonrojaron.
-Felicísimo cumple mes. – se acercó a mí y me besó la comisura de los labios, sonreí maliciosamente ante su delicadeza, mordí levemente su labio inferior y luego tiré suavemente de él. Él se rió por lo bajo, y volvió a besarme ahora sin la delicadeza que tenía antes, pero sin duda aún la conservaba como siempre cuando estábamos juntos. Su lengua rozó mi labio y me sobresalté al sentir la corriente eléctrica atravesarme con ferocidad la columna. Mis mejillas ardieron, y mis pulmones me reclamaron distancia para poder abastecerse de aire. Ambos nos alejamos, jadeando quedadamente, en busca de aire.

-Te amo – suspiré, abrazándolo.
-Te amo – repitió, ya que teníamos la costumbre de no decirnos “yo también”.

Pasamos gran parte de la tarde disfrutando del delicioso picnic que Iván había preparado. Luego de un rato ambos nos recostamos mirando el gris cielo que nos cubría, y no demoré en quedarme dormida, lo sé, puede ser mata pasiones, pero era sábado, y tenía sueño acumulado de toda la semana. Soñé con diversas cosas, de las que pocas tenían algún sentido. La imagen que más persistía en mi sueño era el rostro de mi madre, y a veces el de Camilo, que, sin duda, quería cada día más como mi hermano, a pesar de que no hablábamos por nuestro propio bien mental, ya que ni él, no yo, sabía lo que su madre ocultaba, y ambos estábamos interesados en no saberlo hasta por lo menos un tiempo más. Desperté de repente y me encontré abrazada a un cálido cuerpo. Era, por supuesto, él de Iván, seguíamos recostados en la manta, pero ya estaba anocheciendo, y el frio iba en aumento, decidí que sería mejor despertarlo si no quería que le diera hipotermia. Lo removí un poco, y no se movió mucho. Decidí hacerlo por la fuerza bruta. Me acerqué a la orilla del lago y junté un poco de agua en mis manos. Luego, como ya se lo imaginarán- la lancé encima del hermoso rostro de mi novio. Él se sobresaltó un poco, y le costó unos segundos volver a la realidad. Parpadeó un par de veces, y luego me dedicó una linda y sexy sonrisa de medio-dormido.

-Creo que no me gustaría ser tu hijo, pensando que cada mañana que me quedase dormido para ir al colegio, me despertases de esta manera – se rió.
- Eso te ganas por tener el sueño pesado – sonreí y le tiré en el rostro el agua que aún me corría en pequeñas gotitas desde los dedos. El se abalanzó riendo sobre mí, haciendo retorcerme por las cosquillas que me proporcionaba, yo intenté hacer lo mismo, pero él claramente, me ganaba en fuerza. Luego de un rato desistió, y por fin me vi libre, mientras intentaba quitarme la risa que aún seguía saliendo de mi boca. Él quedo encima de mí todavía riéndose, me dio un suave beso, y me ayudó a pararme, para luego irnos tomados de la mano a su moto. Me costó no comenzar a cerrar los ojos mientras íbamos de camino a casa.

Al llegar vi que había un extraño auto estacionado afuera de la casa, y no dejó de darme mala espina. Le dije a Iván si me acompañaba un rato en mi casa, y él accedió al verme un tanto preocupada. Nos quedamos un  rato afuera hablando de cosas sin importancia, como el colegio, lo extraña que había estado últimamente Tania, y él me intentaba tranquilizar con que así eran las chicas, y yo le respondía con un ligero golpe en un brazo.

-Ok, todas las chicas, menos tu mi amor –sonrió, usando un nuevo término.
-Eso es cursi – me reí – pero me gusta – me sonrojé.

Luego de eso entramos a mi casa. Alcancé a escuchar una conversación que se estaba desarrollando en la cocina, y entré con cuidado de no hacer ruido con Iván tomado de mi mano. Ambos íbamos en silencio.

-Sabes que nada fue fácil para mí – decía aquella voz…
-Lo sé, pero debes admitir que las cosas pudieron haber pasado de otra manera…

Me acerqué hasta la  puerta de la cocina, y vi a papá sentado en una de las sillas, con semblante ya cansado, y a mi… bueno, a la madre de Camilo, sentada en una enfrente. Ambos me miraron sorprendidos, Iván igual de quiero que yo, apretó levemente mi mano como suponiendo que yo no me esperaba esa escena. La señora me dedicó una mirada de ternura al ver mi mano unida con la de mi novio, y luego miró a papá, como buscando el consentimiento de hablarme, él hizo un gesto un tanto extraño, pero que supuse en ese momento como positivo.

-Hija…debemos hablar – intentó ser dulce, pero yo aborrecí con toda mi alma que me dijera “hija”. Miré a papá que me miraba como suplicando que no respondiera alguna pesadez, pero ya era tarde, porque yo ya había pronunciado las siguientes palabras:

-Yo no soy tu hija - solté con la voz llena de veneno.


Por fin subo cap ^^, no daré fecha del próximo, porque ya noté que las fechas me dan mala suerte jahsjahsjaj, raro no ¿?, bueno espero les guste el cap