domingo, 7 de noviembre de 2010

Capitulo 10

Me limité a asentir porque no tenía nada más que decirle, no en ese momento. Ella se acomodó en es su asiento y me miró fijamente a los ojos.

-Estás más bella de lo que me imaginé podrías ser –suspiró y vi la nostalgia crecer en sus ojos - ¿Recuerdas tu cumpleaños? – miré hacia otra dirección, claro que lo recordaba. – Bueno desde ahí empezó todo, con tu padre… teníamos diferencias, llevábamos mucho tiempo de casados, y pues, tratábamos de no pelear en casa, pero esa vez pensábamos que tú estabas durmiendo, lamento que nos hayas escuchado.
›› Quedé embarazada demasiado joven, y nuestros padres nos obligaron a casarnos, no era que yo no amara a tu padre, porque sinceramente sentía que podía ser el amor de mi vida. Pero me sentía como si me quitaran la libertad. – Me observó – No estoy diciendo que no me haya gustado tenerte, pero debo admitir que no estaba del todo preparada. Yo, bueno, empecé a ver a otras personas, quise sentirme adolescente de nuevo, quise ser lo que ya no podría ser, pero creo que todo me supero y conocí a un hombre – volvió a hacer una pausa, y espero a que yo le gritara o algo, pero no lo hice, inhalé pesadamente – Me enamoré, fue estúpido, pero…no lo sé, simplemente pasó, no pretendo que me entiendas, porque si hay algo de lo que me arrepentiré toda la vida es de haberme ido de esa casa.
››Con tu padre estábamos despechados, y nos dañamos, yo me fui, y cuando descubrí que había cometido el error más grande de mi vida, volví, pero ustedes ya no estaban. Me fui a vivir con mi hermana Vera, ella tenía un hijo, no era mucho más pequeño que tú, yo no lo sabía porque ella vivía lejos y no teníamos mucho contacto.
›› Es una larga historia pero el padre de aquel niño nunca había aparecido. Ella y Camilo tuvieron un accidente de auto, cuando me enteré ella aún estaba viva, pero con muy pocas posibilidades de vivir. Me pidió que cuidara de su hijo como si fuera mío – una pequeña lágrima cayó por su mejilla – y pues, eso hice. Camilo sobrevivió porque el bus que impactó el auto lo hizo por el lado de Vera. Él estuvo en rehabilitación, estaba muy shockeado, y olvidó gran parte de lo sucedido, yo lo quiero como mi hijo, es más, es mi hijo y quiso ayudarme a encontrarte.
›› Te localizamos por la policía, nos dijeron que vivían aquí, quizás debimos avisarle a tu padre, pero no tenía previsto que él te fuera a buscar a la tienda de tu padre. Y no te reconocí cuando te vi en mi casa, porque como te dije, ya no eres esa pequeña niña que usaba vestidos con lazos. Aunque reconozco que fui una imbécil, porque eres igual a mí, quizás sólo fue que me tomó por sorpresa. – supe que había terminado. Debía reconocer que era una buena mujer porque había cuidado de Camilo sin tener el deber de hacerlo, pero… Conmigo si tenía el deber, y no lo hizo, es más, prefirió a un hombre antes que a mí. Y eso dolía.

Me levanté, y ella me lanzó una mirada con un gran signo de interrogación en ella.

-Es una linda historia, debo reconocerlo, pero no puedes pretender que con eso yo olvide todo, y me lance a tus brazos para que me arrulles – suspiré – Que me hayas tenido 9 meses en tu barriga, no quiere decir que seas mi madre. No desperdicies la segunda oportunidad que te dieron con Camilo, porque para nosotras dos ya es demasiado tarde. – reprimí una lágrima que estaba a punto de salir. Subí las escaleras, entré al baño, me desvestí y me puse debajo del agua. No sé a ciencia cierta cuánto tiempo estuve ahí, pero fue el suficiente, como para dejar de botar silenciosas lágrimas.

Debo admitir que sentí el impulso de abrazarla, de olvidar todo, pero eso hubiera sido una fantasía, yo sólo quería creer que tenía una madre, y que todo marcharía bien. Pero yo no tenía una madre. Y debía aceptarlo de una buena vez.

Al salir no sentí ruido en la casa, me puse jeans gastados y un sweater azul. La tienda de papá sería un buen lugar para ocupar la cabeza en algo.

El día estaba nublado, respiré el ambiente, era agradable, pero mi corazón me molestaba, sentía como si en algún punto alguien estuviera clavando una aguja. Tomé una calle que era especialmente silenciosa, no necesitaba ver gente gritándose en los autos, ni respirar el humo de los motores.

“Love is our resistance
They keep us apart and they won't stop breaking us down
And hold me, our lips must always be sealed” 

Era una linda voz, la seguí las cuerdas de la guitarra me guiaron, era una pequeña bodega, me sentí una entrometida, pero debía ver quien estaba cantando. Empujé con una mano había cuatro chicos, uno en el centro con un micrófono en la mano, me daban la espalda. Me quedé sin mover un solo musculo, conocía la canción, era una de mis favoritas. Apenas terminaron de cantarla retrocedí intentando salir sin ser vista, pero como siempre que cuando uno quiere pasar desapercibida, me pasó lo contrario. Tropecé con el asfalto, y le di un pequeño- gran golpe a la puerta de lata. La guitarra que había seguido sonando, dejo de hacerlo y sentí pasos acercarse. Me paré de inmediato, y sentí que mis mejillas ardían de la vergüenza. Seguramente si hicieran una lista de las personas más imbéciles en el mundo yo estaría en el número uno.

-¿Qué hacías expiando? – si pensé que mis mejillas ya estaban calientes, en ese momento fue peor.
- Ehh…yo…este…lo siento – bajé mi mirada a mis zapatillas.
- ¿Sofía? – Oh Dios, ¿Por qué siempre estaba donde yo iba?
- ¿Iván? – lo miré y él me guiñó un ojo, para luego situarse a mi lado y entrelazar su mano con la mía.
- Chicos, ella es Sofía mi novia – Todos me saludaron ahora más amablemente.
- No nos habías dicho que era todo un bombón – uno de los chicos me lanzó un mirada que me incomodó, yo le dediqué una sonrisa.
- Por supuesto que es un bombón, mírala, pero es mía – sonrió, y luego me dio un beso en la frente.

Después de pláticas superficiales me dejaron ver el final del ensayo que yo había interrumpido. Me deleité ante lo que mis ojos veían, Iván recorría las cuerdas de la guitarra y el sonido era realmente genial. Apenas escuchaba al chico que estaba cantando y sólo reconocía la canción por la melodía que salía de la guitarra de mi novio, era genial, quizás me estaba asustando un poco lo perfecto que podía llegar a ser a veces, era extraño, como un chico sacado de alguna película Disney, pero definitivamente era real, desgraciadamente verdadero, y por qué no decirlo, infinitamente sexy.

Llevaba una de sus típicas remeras que estaban más abiertas de lo normal en la parte de arriba, supongo que el mismo las rompía un poco, sus jeans gastados, su cabello intencionalmente desordenado. Podía decirlo una y otra vez: Iván era infinitamente y descaradamente sexy.

Al terminar el ensayo me despedí de todos, eran amables, pero la mirada de uno de los chicos lograba sacarme de mis casillas, era guapo, si, pero no tenía el derecho de mirarme así, sentía que me estaba violando con la mirada, y eso no era de lo más cómodo.

Iván me propuso caminar, siempre lo hacíamos, a veces pensé que quizás era una oculta y retorcida indirecta hacía mi físico. Si, a veces me acomplejaba a pesar de que la pesa dijera que yo estaba bien. Pero cada vez que eso pasaba me auto-reprendía por ser tan imbécil e insegura.

Recordé que antes de ser sorprendida expiando, yo iba a la tienda de papá pero en ese momento poco me importó, yo iba al lado de mi “dios griego” y todo lo demás daba igual. Estaba segura que él tenía alguna especie de magia que me obligaba a olvidarme de todo y de todos mientras estaba con él, no lo sabía, y tampoco pretendía preguntárselo.

Me quedé observando de lejos dos hileras de pequeñas “carpas” que estaban a un costado de la calle, reconocí enseguida que era una especie de feria artesanal, los múltiples colores llamaron mi atención, sin duda amaba esos lugares.

Iván iba a mi lado, y llevaba mi mano entrelazada con la suya, amaba sentir su contacto, cuando no estaba a mi lado me sentía vacía, sabía que a veces era un poco enfermizo, pero era así, y aunque no lo demostraba habitualmente supongo que ambos lo dejábamos fluir de manera natural y sana.

Sentí una risita de parte de él al ver que lo iba tirando, pero obedientemente me siguió. Me detuve en uno de los puestos y contemplé la gran variedad de pulseras tejidas, y de pequeños collares.

-¿No crees que en tu muñeca ya no caben más de esos hilitos? – levantó mi mano. Yo me reí ante su comentario.
- Son geniales – me encogí de hombros – deberías usar también, eso te haría genial.
- ¿Acaso no soy lo suficientemente genial? – uso un tono de aparente molestia.
- Quizás, es solo que esto te haría más genial – hizo una media sonrisa y se acercó a mí, sabía a lo que iba, pero me resistí a lanzarme a sus labios sólo para provocarlo. Di un pasó hacía atrás y me reí nerviosa.
- Me compraré una sólo si tú te compras la misma – volvió a entrelazar su mano con la mía – será como el recordatorio de por quién diablos estoy usando un accesorio de mujer. – se rió.
-Eres muy machista – le di un pequeño puñetazo en el brazo.
-Y tu a veces muy bruta – besó suavemente mi mejilla.

Compramos una pulsera celeste, según el recordaría mis ojos. Y yo me reí ante su comentario cursi. Seguimos caminando por la feria, me compró una que otra chuchería, las tuve que aceptar, a veces lograba ser persuasivo. Pero yo seguía con mi intento de provocación y no deje que me besara en ningún momento, el se reía, pero sabía que se estaba cabreando un poco. Salimos de la poco concurrida feria. Comenzamos a caminar casi por inercia hacia la tienda de papá.

Casi a mitad de camino Iván se giró de modo que quedo en frente mío. Sonrió maliciosamente, para luego impactar sus labios con los míos, fue un poco brusco el movimiento y al principio me costó reaccionar. Pero luego lo acepté, de cierta forma me lo merecía. Su lengua contorneó mi labio inferior, para luego chocarse con la mía, rodeé su cuello con mis manos intentando acercarlo más a mí, pero también como un modo de sostenerme ya que sentía que mis piernas comenzaban a fallar. Me sujetó de la cintura. No fui consciente de que estábamos en un lugar público hasta que nos separamos para respirar. Apoyó su frente en la mía mientras respiraba apresuradamente.
Afortunadamente la acera no estaba tan concurrida, o si lo había estado, la gente se había tomado la molestia de esquivarnos. Sentía mis mejillas arder, no estaba segura si por el beso, o por el posible espectáculo que acabábamos de protagonizar. Iván rozó lentamente mis labios, era un torturador profesional, eso estaba claro.
-Te amo – susurró, y su aliento chocó en mis mejillas, su inconfundible olor entre menta y naranja me llenó, cerré los ojos para luego volver a posarlos en los suyos.
-Te amo – besé su labio inferior – pero nunca más vuelvas a hacer eso tan en… público – soltó una risita.
-Entonces buscaremos un lugar más… privado – susurró, a pesar de saber que estaba bromeando en parte, no pude evitar estremecerme. Golpeé su brazo y ambos reímos.

Seguimos caminando hacia la tienda de papá. Al llegar abrí la puerta y sonó una pequeña campanilla que tenían puesta en la puerta. Miré con una mirada cargada de resentimiento a la pequeña campanita, como si pudiera asustarse, la odiaba, si, cada desgraciada vez que entraba, la muy maldita sonaba, y medio local se daba vuelta a mirar al recién llegado. Quizás otros no lo notaran, pero a mi me molestaba, y estaba a punto de arrancarla. Papá no notó mi presencia. Estaba muy animado conversando con una mujer que no conocía. Gran escena me encuentro. ¡Mi papá coqueteando!, o más bien, la mujer le coqueteaba a él, pero tampoco era como que mi progenitor hiciera algo para evitarlo. Iván al ver que no me movía y tiró de mí hasta llegar a una de las mesas que él siempre usaba cuando venía, la de la esquina. Era uno de los sitios más iluminados del lugar. Me senté al frente de él, y tomó mis manos por encima de la mesa.

-¿Te puedo pedir un favor?
- Claro – sonreí.
- No menciones lo de la banda en casa – hizo una pequeña mueca, y yo alcé una ceja, no era que fuera mi prioridad ir corriendo a su casa y contarles a todos que Iván tenía una banda, pero me pareció extraño – Por favor.
- Ehh, claro, ¿Puedo preguntarte por qué? – ladeé un poco mi cabeza de modo de intentar ver sus ojos, ya que miraba la mesa como si fuera lo más interesante. Dudé si hacerlo o no, pero finalmente levanté mi mano y acaricié delicadamente su mejilla, me miró directamente, y luego cerró los ojos. Volví a bajar mi mano y la entrelacé con la suya.

Iván POV.

Me quedé mirando a Sofía, adoraba cuando hacía aquellos gestos de cariño, sabía que le costaba, pero ella era un ser maravilloso, y podían llamarlo “enamoramiento adolescente” o no, pero ella me traía loco. Recordé que ella intentaba infundirme valor para contarle la razón de por qué no quería que ella dijese algo. Era simplemente complicado. Hice una sonrisa, o quizás fue una mueca. Me centré en sus profundos ojos azules y comencé a hablar.

-Bueno es un tanto simple, mi padre odia a los músicos, y por supuesto no quiere que sea uno – comencé a jugar con los dedos de mi novia – pero claro que no pretendo hacerle caso, adoro tocar guitarra, es como… no lo sé relajante, y en casa no puedo hacerlo como algún hobbie, es por eso que con los chicos creamos una pequeña banda, aún no tocamos en ninguna parte, supongo que ese no es el objetivo, simplemente queremos pasarlo bien. Y aunque quisiera sería difícil porque bueno mi padre es inflexible y dudo que algún día lo entienda. – suspiré pesadamente, yo tampoco lo entendía, pero tendría que vivir con eso por mientras. – Sentí la mano de Sofía apretar un poco la mía mientras me dedicaba una pequeña sonrisa, se veía simplemente adorable.
- No sé si sirva de algo – se mordió su labio inferior – pero eres excelente tocando guitarra, estoy segura que le ganas a Slash o a cualquier guitarrista profesional. Y tampoco sé si sea el consejo más “hazle caso a tus padres” que se me ocurra, pero no creo que por eso debas dejar la guitarra y tu hobbie, son geniales, y podrían presentarse donde fuera – una deslumbrante sonrisa se dibujo en su rostro. No pude evitarlo y me incliné un poco en la mesa para besarla, nuevamente quedó con cara de estupefacción, no me cansaría nunca de tomarla por sorpresa, aunque esta vez este beso fue más casto, ya que a pesar de ser joven, idiota no era, y estábamos bajo la posible mirada de un padre celoso y sobre-protector. Sofía recorrió con la mirada a su alrededor, siempre lo hacía, a veces creía que se preocupaba mucho por las apariencias.
- Ese era mi gracias – ella se sonrojó levemente, y luego miró hacia donde estaba su papá. - Creo que quiero un café – ella tenía una extraña mueca en su rostro – ¿tu quieres? – apreté un poco su mano que estaba entrelazada con la mía.
-¿Qué? – estaba un poco cabreada, sus cambios de  humor lograban perturbarme.
- Si quieres un café – sonreí tratando de volver a animarla.
- Ehh, si supongo – volvió a mirar a su padre, quizás intentaba llamar su atención .

Me dirigí al mesón, y estaba una de las chicas que ahí trabajaban, me sorprendió no ver a Charles revolotear por ahí, después quizás averiguaría dónde se había metido. Fui hasta la caja a pagar los dos capuccinos, y el padre de Sofía, estaba de lo más entretenido conversando con una mujer que no estaba nada mal. “Buen gusto tiene mi suegro” pensé mientras me reía de mis reflexiones. Intenté llamar su atención y lo logré.

-Ah, hola Iván, te presento a…

Deberían odiarme, pero por favor ¡No lo hagan! ; les podría dar todas las razones del por qué me ausenté tanto tiempo de publicar, pero todo se resume a una terrible y tenebrosa cosa : Colegio. Sé que me entenderán o lo intentarán :) ; No les puedo prometer que publicaré ultra seguido, pero esta semana es como mas relajada y luego, las pruebas finales, me dará algún ataque de estrés jagsjahsja ... Bueno espero les guste el cap, es como de esos de transición , no pasan cosas tan relevantes... pero tiene que estar para seguir la historia " Las cosas entre Iván & Sofía suben de tono(? " :Z