lunes, 20 de septiembre de 2010

Capitulo 7

-No – me miró a los ojos y me arrepentí – quiero decir, no lo sé, todo ha pasado tan rápido que me…
-¿Te qué? – apartó un mechón de pelo de mi rostro.
-Me da miedo – susurré – no quiero ilusionarme y luego perderte – apoyé mi cara en su pecho.

Él quedo en silencio, que patética me había visto, pero era la verdad, yo me estaba adaptando a esto, y no sabía si tomar el riesgo o no.

-Sólo sé feliz – besó la comisura de mis labios – haz lo que pienses mejor – rozó mi nariz – y te diré algo – posó sus labios en mi frente y mantuvo su boca ahí – si te hago daño alguna vez, dejaré que me lleves para que me castren – miró mis ojos y vi que estaba siendo sincero, no sé si en lo de castrarlo, pero si en el fondo del mensaje.
-Gracias– sonreí- pero aún no quiero nada serio, ¿vayamos despacio quieres?
-Y tú respuesta es…
-Sí, pero no lo hagas tan público, no quiero verlo en el periódico.
Ambos reímos, él pasó su brazo por mis hombros y seguimos nuestra caminata a mi casa. Al llegar, afortunadamente, el auto de papá no estaba en la entrada por lo que me ahorraría bastantes preguntas incómodas.

Iván se demoró en hablar, me miraba con una boba sonrisa pintada en su rostro, era simplemente tierno verlo así. Le pregunté si quería pasar pero me respondió con una mueca, al parecer estaba teniendo problemas en su casa. Al entrar intenté terminar con algunos de mis deberes, pero mi mente a cada rato volaba a sus lindos ojos, a su boca, a todo él. “Rayos” pensé, cerré el libro de matemáticas que tenía abierto hace un buen rato, mañana tendría que hacerlos en la hora de almuerzo. Me metí a la cama e intenté dormirme, pero sentía movimiento en el piso de abajo, seguramente papá había llegado. Abrieron la puerta y yo me encontré con él, estaba preocupado, o quizás enojado, ya no sabía bien.

-¿Por qué no me contaste? – se sentó en un pequeño sofá que había a un costado de la habitación.
-¿De qué se supone que estamos hablando? – me senté en la cama y lo miré a los ojos.
-¡De que viste a tu madre! – mi boca cayó al piso, ¡¿Cómo se había enterado?!
-Yo, ehh, n…no pensé que fuera bueno que te enteraras –mis ojos comenzaron a nublarse - ¿Quién te dijo?
-Ella, hoy fue a la tienda y me contó, quiere verte – me observó esperando mi reacción.
-Ni siquiera me reconoció – dije con una inconsciente nota de dolor en mi voz – Y por supuesto que no quiero verla.
-Hija… ella no te veía desde…
- No, papá – lo interrumpí – no la justifiques, por favor no lo hagas – suspiré- hablemos de esto después, estoy cansada.
Mi papá sabía que no lograría nada hoy respecto a ese tema, así que me dijo un pequeño “Buenas noches querida” y salió de la habitación.

No soñé nada esa noche, y me encontraba totalmente feliz a pesar de la “charla” que había tenido con mi padre. Me puse una falda escocesa, unas botas cafés y mi abrigo del mismo color. No era mucho mi estilo, pero mi tía del sur me lo había regalado, y supongo que lo había visto en una revista, pero se veía genial, quizás no en mi cuerpo, pero era lo que había. Le dije a papá que prefería irme caminando, obviamente para que no intentara poner la conversación tan temprano.

Me encontré con unos de los chicos de mi clase mientras caminaba hacía el instituto, por lo que decidimos irnos juntos. Se llamaba Martín, y era muy carismático, lo pasé muy bien conversando con él. Vivía a una cuadra de mi casa. Se me hizo corto el camino, y pues cuando llegamos se acercaron mis amigas a nuestro lado. Quedaban un poco más de 10 minutos para entrar, por lo que nos sentamos en una banca y me despedí de Martín que al parecer estaba buscando a su novia. Amanda se sentó a un lado y Tania en el otro.

-¿Y? ¿Nos contarás? – dijo Mandy, yo enarqué una ceja – Todos están comentando que tú e Iván están de novios.
-Oh por dios, ¿Todos?, exageran chicas – me reí.
- No lo hacemos – dijo Tanía con una cara muy graciosa – y tu no lo negaste – dio pequeños aplausos (típico de ella).

No respondí nada, que concluyeran lo que quisieran. Mandy iba a agregar algo pero el timbre sonó, “bendito timbre”. Me paré de inmediato y salí casi corriendo mientras las chicas hacían lo mismo mientras se reían a mi espalda. Nuestra primera clase era de voleibol, que lo habían corrido a los jueves por no sé qué razón, pero daba igual. Ella se despidieron dedicándome un guiño cada una, yo rodé los ojos. Al entrar a los camarines algunas chicas me dedicaron miradas envenenadas. Definitivamente hoy todos estaban actuando raro. Se me acercó una chica que se me hacía conocida, y la ampolleta en mi cabezota se encendió de inmediato. Era con la que se estaba besuqueando Iván en aquella fiesta.

-Así que estás de novia de Iván – dijo altaneramente – linda, te usará un rato y luego te dejará – ok, no caería en sus juegos, tan imbécil no era.
-Creo que a ti no te importa – sonreí mientras me tomaba el cabello en una cola alta. Ella bufó.
- Mira, él es mío, quiero decir que estábamos muy bien los dos antes de que tú llegaras, así que será mejor que te esfumes – puso sus manos en su cintura.
-Patética – pensé, o no, creo que lo dije.
-¿Qué dijiste? – se acercó a mí como si en cualquier momento me fuera a morder.
- Que me esfumo – ella sonrió satisfecha, y me reí internamente, ¿o me reí de verdad?, rayos debía controlar eso – Al gimnasio, por supuesto – pasé por su lado y fui hasta el grupo que se formaba alrededor de la profesora.

Sentí una mirada en mí, y luego alguien me abrazó por la espalda generándome un paro cardiaco. Me di vuelta, y me encontré con el lindo rostro de mi novio observándome. Novio, suspiré, que lindo sonaba. “Ahora tú eres la patética” se burló la voz de mi cabeza.

-Quería verte antes de entrar a clases – susurró a mi oído, y sentí un gran escalofrío recorrer – pero llegué atrasado.

No pude responderle puesto que la profesora, con su dulce voz, ya había comenzado a dar las instrucciones. Me solté de sus brazos ya que la chica del camarín me estaba incomodando con su mirada que parecía pistola apuntándome. El ejercicio de hoy era jugar, la profesora escogió a la oxigenada del camarín, que se llamaba Romina jaumsjkka o algo extraño de pronunciar y a Pablo, el amigo de Iván, para que eligieran equipos. Pablo primero escogió a mi novio, por supuesto, y la oxigenada.

-Quiero a Rossi – dijo chillonamente, todos me miraron, yo bufé sonoramente, y me situé detrás de la rubia. Iván me miró confundido, era obvio que notaba que algo me pasaba. Pero le demostraría a esta tipa que yo si sabía jugar. Siguió escogiendo a más oxigenadas y a taradas de su grupo, y uno que otro chico sin neuronas pero que tenían buen estado físico.

El juego comenzó y la rubia sacaba primero, queda de más decir que la pelota chocó con la red, y ella se quejó de que se había doblado la muñeca. Luego yo saqué la pelota y si pasó al otro lado e hice un punto. El juego transcurrió más o menos tranquilo, pero yo de todas maneras quería arrancarle las pestañas postizas a Romina ya que hubo dos oportunidades en que se me tiro encima, y otras en que me hacía zancadillas, la profesora la sancionó. Al final el equipo contrario nos iba ganando por mucho, y como no si estaban casi todos los chicos del equipo de futbol. Quedaba el último saque de nuestro equipo y lo hizo la capitana. “Sin querer” la pelota extrañamente me llegó directamente en el brazo, y yo sentí que iba explotar en cólera. La profesora tocó el silbato y dio por terminado el partido, todos comenzaron a dispersarse a los camarines. Romina se acercó adonde estaba yo, ya lo veía venir.

-¿Aprendiste de que conmigo uno no debe meterse? – se rió
-¿Qué te pasa a ti gran imbécil? – exploté, no pensé que me enojara tanto, pero después de muchas burlas y humillaciones, mi paciencia se había ido debilitando con los años.
-¿Qué me dijiste? – se acercó a mí.
-Además de tonta eres sorda – no me moví ni un centímetro de mi lugar, lo que a ella la hizo parar su intento de “intimidación”.
-Te dije en los camarines lo que quería.

Antes de responderle con cualquier sandez alguien tomó mi mano, adiviné enseguida de quien se trataba. Iván apretó un poco mi mano intentando tranquilizarme, me dedicó una sonrisa.
-¿Pasó algo MI AMOR? – remarcó las últimas palabras, y a Romina se le desfiguró su maquillado rostro.
-No, nada, ¿vamos? – él asintió y me apuré en ducharme y cambiarme. Cuando salí el estaba esperándome. – Así que… ¿mi amor? – él rio.
-Claro, en vista de que todos saben, no creo que tenga prohibido decirte así, mi amor – le di un pequeño empujón, y ambos reímos.
- Que cursi, pero gracias por salvarme de cometer mi primer asesinato.

Me acompañó hasta mi siguiente clase,  y me dio un corto beso en los labios, que me hizo volar. La mañana se paso volando, y al llegar la hora de almuerzo recordé que tenía que hacer la tarea de matemática. En vez de ir al mesón de comidas me fui directo a la mesa. Los chicos con que me sentaba fueron llegando uno a uno, y todos se reían de mí fallido intento de hacer los ejercicios.

-¿No comerás nada? – preguntó Tania, yo negué con la cabeza mientras borraba por quinta vez el mismo ejercicio.
-¿Te ayudo? – preguntó Iván mientras se sentaba a mi lado, noté que traía dos bandejas. Lo miré  y sonreí – Come algo.
-Gracias, pero no creo que sepas – me encogí de hombros, aunque claramente lo dije para molestarlo. Tomé una manzana que estaba en la bandeja, y la mordí. Iván tomó mi cuaderno y lápiz y intentó a hacer los ejercicios, pero no logró mucho más que yo. Todos se burlaron.
- Ok, si están difíciles – se rió.
- Ten – dijo Tom con un cuaderno en su mano – te la presto, pero me lo quedas debiendo- me guiñó un ojo, e Iván se tensó a mi lado.
-Oh, gracias – tomé el cuaderno y copié los benditos ejercicios. También alcancé a comerme la manzana.

Todos estaban conversando animadamente, y yo intentaba comer algo en el poco tiempo que me quedaba.

-No me gustó nada ese guiño – dijo serio Iván.
-¿Qué guiño?
- El de Tom – ambos lo miramos, y él estaba riéndose de algo que le decía Tania.
- No fue nada – me encogí de hombros- ¿estás celoso? – me burlé. Él se volvió completamente hacía mi y me miró a los ojos.
- No, claro que no- enarqué una ceja- bueno quizás un poco. Se acercó a mí y me besó dulcemente, mordió levemente mi labio inferior, y mil mariposas revolotearon por mi estómago. Algunos de los que estaban en la mesa comenzaron a toser, y los demás se reían.
- Y yo que le iba a preguntar a Sofía si había quedado con hambre – bromeó Teo, el otro amigo de Iván. Mis mejillas me ardían, mi novio le dio un pequeño golpe en la cabeza.

El timbre sonó y me fui con Tom a matemática. Aún el lograba ponerme incómoda a su lado, pero trataba de superarlo, él estaba cambiado, y era muy amigo de Tania así que debía llevar mejor las cosas entre los dos.
-No pensé que tenías algo con Kozlov – dijo mientras nos sentábamos en nuestros puestos, él iba uno más atrás que yo.
-¿Le llamas por el apellido?

Y no hablamos más porque el profesor ya estaba entrando al salón. Comenzó a revisar las tareas puesto por puesto, lo que dio por resultado que toda la clase comenzara a hablar, yo charlé un poco con la chica que estaba a mi lado. Al parecer el nuevo chisme del colegio era: Iván y yo, y al parecer un “lindo” chico nuevo, que iba en mi mismo grado. Le pregunté quién era, y me apuntó hacia su derecha, por supuesto miré, inhalé pesadamente.

-Se llama Camilo – dijo la chica que me estaba empezando a molestar – y ¡dios! Es tan lindo – “babosa” pensé.

Camilo me dedicó un asentimiento, que supuse que era un saludo, yo desvié la mirada e hice como si le pusiera atención a la chica. Cuando la clase hubo terminado y por fin podía regresar a casa, salí lo más rápido posible de modo de salvarme de cualquier conversación incómoda. Iba a la mitad del pasillo cuando gritaron mi nombre, “Genial, ahora todo parece película de terror. Enfréntalo Sofía, sé valiente una vez en tu vida” me di ánimos. Me di media vuelta y lo encontré a un metro de distancia. Me sonrió levemente, mientras yo hacía algo más parecido a una mueca que a otra cosa. Se puso a mi lado y comenzamos a caminar hacia ningún sitio.

-¿Crees que alguna vez podamos ser en verdad lo que somos? – me costó entender a que se refería.
- No lo sé, y ¿sabes?, he intentado todos estos días encontrarle sentido a que tú seas… bueno mi hermano, y no le encuentro – suspiré – lo único que sé es que yo nunca tendré madre, a menos que naciera de nuevo, o hubiera una reasignación mundial, y ninguna de las dos opciones es muy posible.
-Me gustaría explicarte todo, pero, ni yo lo entiendo, y pues, prometí que sería ella quien te lo diría, o en su defecto, tu padre. – rió amargamente.
-No es por ser cruel, pero no quiero saberlo – él me observó, y notó que yo estaba hablando enserio, vi que a lo lejos que los chicos y las chicas se acercaban a nosotros. Camilo me dio tres besos uno en cada mejilla y otro en la frente.

Me dio risa que aún conservara esa costumbre francesa, pero no pude reírme ya que los chicos venían un gran signo de interrogación en la frente. Iván tomó mi mano, y me dio un leve beso en los labios. Luego nos despedimos de todos.

-¿Quieres ir a mi casa? – preguntó de repente.
-A tu ¿casa? – Oh no.
-Sí, conocerías a mi hermana, a mamá y si tienes suerte a mi padre – se rió, y yo sentí como si la sangre saliera de mi cuerpo – mamá quiere conocerte.
-Oh, no – susurré – no creo, es que, tengo que, hacer, casa, emm, no tienda – dije cada palabra suelta, estaba buscando una escusa, pero la verdad ir a la casa de Iván era una buena escusa para evitar hablar con mi padre, aunque la idea me aterraba ¿Y si le caía mal a su familia? ¿Y si a mí me caían mal?
-¿Sabes que lo que acabas de decir no tiene sentido cierto? – pasó sus manos por mi cintura y me atrajo hacia él.
-No – suspiré, ¡dios!, eso sonó muy extraño. Él se rio, claro.

Me guió hasta su moto, y comenzó a manejar hasta su casa. Llegamos a una especie de condominio, era como una pequeña ciudad aparte, era muy lindo, y pues las casas a pesar de ser grandes se veían rusticas. Aparcó en una, y faltaba poco para que yo comenzara a temblar de los nervios. Él abrió la puerta y adentro era bastante moderno en contraste de lo que se veía en el exterior, pero aún así tenía un encanto especial. De una de las puertas se asomó una mujer no muy alta, pero increíblemente hermosa, debía tener un poco más de 40 años.

-Hola mamá – saludó Iván – ella es Sofía.
-Hola – me saludó con un cálido abrazo - ¿Cómo estás, tienes hambre? – preguntó bastante rápido.
-Hola – sonreí – estoy bien, y no, no tengo hambre, señora, gracias.
- Oh, no me digas señora, dime Cristina.
-Ok – que incomodo era todo, ella parecía simpática, pero no quería decirle por su nombre, me sentía una completa maleducada.

Ella me preguntó un poco acerca de mi y de mi familia, al parecer estaba un poco enterada de algo porque no mencionó a mi madre, lo que fue mejor después de todo. Después de un rato Iván me llevó a su habitación.

-¿Quién era el chico con que hablabas hoy? – me senté en un sofá que estaba en su habitación y él me siguió.
-Mi hermano – suspiré.

Él quedo en silencio unos segundos, quizás tratando de recordar si alguna vez yo lo había mencionado, o no lo sé. Por lo que por primera vez le conté lo que había pasado el día en que había conocido a Camilo.

-¿Cómo estás? – me miró a los ojos.
- No lo sé, aun quiero desaparecer, pero creo que no debo exagerar, mientras no la vea a ella, todo estará bien.

Él tomó mi rostro entre sus manos, y me besó, su lengua tocó suavemente mi labio, y luego lo atraje más a mí. Se separó un poco para buscar aire.
-Te amo – dijo con la voz entrecortada.
-Te amo- respondí.

Seguimos besándonos, y esta vez yo mordí su labio, aunque la verdad creo que me excedí, pero él pareció ignorarlo, o simplemente no le dolió.

-Oh, consíganse un cuarto – se burló una desconocida voz desde la puerta. Iván se rió pero no dejó de besarme.  

Este cap es raro, pero la inspiración no me dio para más; Espero lo disfruten & ¡Que tengan una linda semana!

sábado, 18 de septiembre de 2010

Capitulo 6

Esperé inútilmente que las lágrimas cesaran, pero todo fue inútil. Seguían cayendo, y aunque lo deseara no podía parar, simplemente no podía. No había subido mi rostro para ver el de la persona que estaba a mi lado acariciándome suavemente la espalda, de cualquier persona que podría haberme encontrado, por qué debía ser la que más confundía mis sentimientos.

-Vete – dije al fin. Mantuve mi rostro entre mis manos.
-Tu padre está preocupado – suspiró – bueno eso me dijo Charles.
-Genial, me desaparezco un rato y ya todos están desesperados.
- Se preocuparon, porque te vieron salir con un extraño, y no les dijiste que saldrías con alguien.

Levanté mi rostro, e Iván hizo una mueca, sus profundos ojos penetraron los míos intensamente. La rabia se apodero de mi cuerpo, no tenía nada contra él, es más, quería con todas mis fuerzas que me abrazara y que me dijera que todo estaría bien, pero aunque él lo hiciera, yo y mi cabezota no lo creería. Algo en mi pecho hacia presión y parecía que iba a explotar, quería seguir llorando hasta que me deshidratara, quería quizás tomar una cuerda y ahorcarme, cualquier cosa serviría.

-¡Vete! – Le dije un poco más alto – Sólo quiero estar un rato sola, vete – susurré, mientras mi voz se veía afectada debido a las lágrimas que querían salir. Él no se movió ni un milímetro – Ok, me voy yo – me puse de pié y el pareció reaccionar. Caminé hacia alguna dirección.
-No te dejaré sola – tomó mi brazo con seguridad, mientras yo intentaba zafarme – Harás una estupidez, Sofía, lo sé, lo presiento – tomó mi otro brazo. Su voz sonaba desesperada. Pero yo sólo pensaba en llorar.
-¡Tú que sabes de mi! – Le grité – ¿crees que sabes todo de todo el mundo? –Me removí bruscamente de modo que él tuvo que soltarme – Pero te informo, tú – golpeé con mi dedo índice su pecho – no sabes nada de mí, absolutamente nada – mis ojos me traicionaron y más lágrimas comenzaron a caer, mi boca se movía y ya no seguía órdenes de mi cerebro, yo lo miraba y deseaba estar sola, pero en el fondo lo necesitaba, más que respirar.
- Me encantaría saber más acerca de ti –susurró – no sabes cuánto – Su mirada bajó al suelo, y yo deseé que me abrazara, pero era tan orgullosa que nunca se lo lograría pedir – Por lo menos déjame llevarte a tu casa, sólo eso, y no te molesto más – ver esa faceta de él tan vulnerable me destrozó el corazón (si, más de lo que ya estaba). Asentí levemente, no quería volver a casa, no quería que papá pensara que había vuelto a ser la depresiva de antes, pero era eso, o matarme, y aunque quería, aún no me sentía preparada para dejar el mundo, cobarde o no así era.

Él comenzó a caminar a sabiendas que yo lo seguiría. Me guió hasta una moto negra que estaba estacionada a más o menos una cuadra, yo pasé mis manos por su cintura, e intenté parar las lágrimas que querían salir nuevamente. “No puedo creer que aún me queden” pensé. Iván comenzó a manejar a una velocidad prudente, y nos envolvió un silencio incómodo. Al poco rato comencé a divisar mi casa, que se encontraba con la mayoría de las luces prendidas. Al llegar y bajarme papá abrió la puerta, al verme por sus ojos pasó una ráfaga de enojo, pero luego me examinó mejor y me abrazó. Le preguntó algo a Iván, y la verdad yo sólo me zafé del abrazo de papá y entré a la casa para luego encerrarme en mi habitación. Me recosté en la cama y escondí mi rostro en la almohada. Quería seguir llorando, quería gritar, pero ya nada salía, sólo pequeños “hip”. Tocaron a mi puerta y al no encontrar respuesta de mi parte simplemente entraron.

-Hija ¿Puedes contarme qué pasó? – sentí que mi cama se hundía un poco, por lo que supuse que papá estaba sentado a mi lado. Yo negué con la cabeza testarudamente. Él suspiró, y se quedó a mi lado hasta que finalmente me dormí.

A la mañana siguiente me encontré tapada con algunas mantas y por supuesto con ropa. Noté que aún tenía la chaqueta de Iván y su aroma era tranquilizador. Me abracé a ella, y supongo que me volví a dormir. Estuve encerrada gran parte de ese día, y papá a ciertas horas entraba para hacerme compañía o llevarme comida. Intentó, claro está, por todos los medios sacarme información acerca de lo que había pasado el día anterior, pero ¿Qué debía decirle?, que me había encontrado con su ex mujer, mi madre, y que ella tenía un hijo que extrañamente tenía casi mi edad, y que nada de eso calzaba. La verdad, prefería que papá pensara que yo estaba loca, antes de meterlo en otro problema a él. Estaba segura que luego de hoy, con el instituto, las tareas, y la tienda, a mí se me haría más fácil pretender que estaba bien.

Una vez que el lunes llegó, se me hizo difícil intentar ser la chica “invisible”, quería volver a que la gente me ignorara, lo anhelaba con todo mi ser, habían veces que las chicas querían hablarme y me preguntaban lo que me pasaba, pero, yo no quería meterlas en mis problemas, e intentaba simular con ellas, lograba a veces sonreírles falsamente, aunque estaba segura que ellas no se lo tragaban del todo. Con Iván las cosas no estaban mucho mejor, él intentó hablarme, pero yo era una pared de cemento, no lo miraba a los ojos, porque me confundía más, y en la hora de almuerzo, o no iba, o simplemente me sentaba con Tania, Mandy, Max, Tom (a veces), y algunos chicos de mi clase, pero no hablaba, sólo hacía como que los escuchaba. Así seguí por alrededor de un mes, o un poco más, papá ya estaba perdiendo las esperanzas con que encajara, ya que después de estar en el colegio “actuando”, me encerraba en mi cuarto intentando mantener la cabeza ocupada estudiando o en cualquier cosa, por lo que mis notas habían subido olímpicamente. Un día miércoles, mientras desayunaba, papá me miró y luego habló.

-Creo que ya es suficiente – yo lo miré y no supe a ciencia cierta de qué rayos hablaba.
-¿De qué hablas? – enarqué una ceja.
- Que ya basta con tu actitud, ¿sabes? Estoy cansado de preguntarte todos los días qué te pasa, yo de verdad pensé que en el instituto que vas ahora harías amigos, pero veo que me equivoque, y he estado buscando internados…- ¡Qué!, “Creo que mandaste todo a la mierda” me dijo mi cerebro, que no había aparecido hace un mes.
-¿Ya no me quieres tener en casa? – pregunté dolida, ¿acaso a él no le gustaba mi presencia?
-Claro que te quiero en casa linda, pero quiero que tú estés bien, y veo que tú y la gente no se llevan bien, y pues no creí que te desagradara la idea, ya que pasas todo el día encerrada en tu habitación.
-Pero…- intenté buscar una escusa válida – tengo amigos acá.
-Lo sé, pero los alejaste ¿o no es así? – Claro a esto iba la cosa, él me quería dar un ultimátum, lo conocía demasiado y ahora me haría pensar en lo que he hecho.
-Sí, pero…- no supe qué más decir.
- A veces no te entiendo, sé que eras feliz con ellos, pero no comprendo porqué te aterra tener gente que te quiera a tu alrededor.

Diablos, él tenía razón, ¿y cómo no tenerla?, él era la persona que más me conocía en la tierra, y la que más me amaba, y por supuesto que nunca me mandaría a un maldito internado, porque ambos nos teníamos el uno para el otro.

-Creo que arruiné todo – suspiré – siempre lo hago – recordé cuando Iván me había querido hablar, cuando yo lo ignoré, su mirada cuando me fue a buscar al parque, y cuando fue él, el que me salvó de hacer alguna estupidez. También cuando teníamos 7 años y me alejó de todos los niños, él siempre estaba cuando lo necesitaba, y yo me había ido cuando el simplemente quería ayudarme.
-No hija, tú eres así – se rió- y todos nos preparamos sicológicamente para el próximo movimiento que harás –hizo como si esquivara un golpe de boxeo. Y yo me reí.
-Gracias papá.
- Y ¿me dirás que pasó ese día?
-No papá ni lo sueñes – sentí un pequeño dolor al recordar qué cosa había causado todo esto, pero ya lo estaba superando. –Creo que debo irme al instituto.
-Te llevo – no fue una pregunta, por supuesto.

Al llegar a mi primera clase, que me tocaba con Mandy, ella me dio una de sus miradas de “¿volviste?”, yo le sonreí, y ella pareció notar mi cambio de actitud. No pudimos hablar mucho ya que el profesor ya había empezado a dar la clase. La mañana pasó muy rápida, y la hora de almuerzo también, le había pedido disculpas a mis amigas por mi comportamiento en el último mes. Y ellas, como no, habían dicho que no tenía nada de qué disculparme.

Estaba recogiendo las cosas de mi casillero, para irme a mi casa, y vi a Iván que hacía lo mismo en el suyo. Me acerqué y lo miré precavidamente, no quería que me rechazara, pero él tenía derecho, yo lo había hecho hace un tiempo.

-Ehh, emm, ¿Iván? – Él se sobresaltó un poco, para luego mirarme sorprendido -¿Puedo hablar contigo? – me sonrojé levemente al sentir nuevamente sus ojos conectados con los míos.
- Sí, claro – cerró su casillero, para luego ponerse en frente mío – Dime.
- Este… me gustaría que no fuera acá, en caso que me grites, o cualquier cosa – él se rió.
-¿Eso debería decir yo, no crees? – Me sonrojé y luego asentí – Ven vamos, tomó mi mano, y me guió hacia la salida, sentía la mirada de algunas chicas sobre mi mano unida con la de él, por lo que la solté instintivamente. Él me miró pero no comentó nada.
-Es porque algunas chicas nos miraban raro – respondí a una pregunta no formulada.
- Te importa mucho lo que los demás piensen Sofía – afirmó.

Llegamos a un parque que estaba repleto de niños pequeños, abuelitos compartiendo junto con sus esposas, etc. Iván se sentó apoyando su espalda en un árbol, y yo me senté en frente de él. Nos miramos a los ojos unos segundos, y retiré mi mirada al sentir que mis mejillas ardían.

-Supongo que esta es la parte en que debo empezar a hablar – él asintió – Bueno, quiero disculparme ¿Sabes?, y no creas que eso es muy fácil para mí, creo que fui una imbécil al ignorarte todo este tiempo, bueno, quiero decir a ti y a todo el mundo – jugué con una ramita que había en el suelo antes de continuar – también quería agradecerte por todo lo que has hecho por mí – no supe que más decir, por lo que bajé mirada y seguí jugando con la ramita.
-No era necesario que te disculparas – subí la mirada y me sorprendí al ver lo cerca que nuestros rostros estaban, podía sentir su respiración chocar en mi cara. Él se había arrodillado en frente mío. – Pero ya que lo hiciste, disculpas aceptadas – sonrió y me depositó un cálido beso en la mejilla.
-Y eso porqué fue – dije divertida, mientras ponía mi mano en mi mejilla,
-Quería ver si te volvías a poner de ese lindo rojo – se rió.
- ¿Entonces yo soy un experimento para ti? – me hice la ofendida mientras me paraba y comenzaba a caminar. Sentí que unos fuertes brazos rodeaban mi cintura y me arrastraban.
- Un lindo experimento debo agregar, pero si – dijo riéndose. Me siguió arrastrando hasta que se sentó y me llevó con él, quedé sentada a su lado.

Nos quedamos en silencio unos minutos. Miré a una pareja de ancianos que estaban no muy lejos de nosotros, sonreí inconscientemente, me hubiera gustado que mis padres terminaran abuelitos los dos, acompañándose, pero quizás no toda la gente tenía las agallas para soportar, y serle fiel a la misma persona para toda la vida. Iván al parecer siguió mi mirada y también sonrió al ver a la feliz pareja, tomándose la mano, y conversando animadamente.

-Me gustaría llegar a esa edad con el amor de mi vida o algo así – comentó.
- Que cursi – me burlé – pero yo creo que a todos.
-¿Menos a ti cierto? –me miró.
-Menos a mi – afirmé – no quiero desilusionarme, sé que no tendré esa suerte – me encogí de hombros.
- El que no arriesga no gana, bueno eso dice mi madre.

Seguí mirando a la pareja, quizás él tenía razón, pero me daba miedo enamorarme y luego sufrir, no quería sentir más dolor.

-Estaba equivocada – rompí el silencio que nos había envuelto nuevamente – Si me conoces – dije recordando lo que le había dicho hace un tiempo. Lo miré y él me sonrió, bueno en realidad no lo miré a él, sólo tenía atención para sus labios, me mordí mi labio inferior, de manera de auto-reprenderme, no podía estar pensando en esas cosas, ¿Qué te está pasando Sofía?, “Amor, amor y más amor” dijo la desaparecida voz de mi pecho, “No le hagas caso, estás loca, con eso confórmate” dijo mi conciencia. Y luego comenzaron una batalla dentro de mí, que la verdad me estaba mareando. El pensamiento que más predominaba era “Bésalo”, pero aún quedaba un poco de control sobre mi cuerpo, por lo que me quedaba quieta mirando hacia cualquier lugar. “¡Qué te pasa!, sabes que quieres hacerlo” me regaño la voz de mi pecho. Pero yo no quería, bueno, si quería, pero no me atrevía, ni siquiera sabía si él tenía novia.

Sin darme cuenta ambos estábamos mirándonos, y él también estaba mordiéndose el labio. Con mi mano toqué levemente el suyo de modo que lo soltara, estaba segura que se sacaría sangre en cualquier momento. Él tomó en el aire mi mano y la entrelazó con la suya, y la corriente se sintió más fuerte que nunca. Ahora recorría una extraña sensación en todo mi cuerpo, y se sentía más fuerte en mi estómago. Él tiró un poco de mi y quedamos a escasos centímetros de distancia, sólo faltaba un pequeño impulso y… Posó sus labios en los míos, primero los movió lentamente, como si estuviera presentándose, yo le devolví el beso, me sentí completa, feliz. Pasé mi mano libre por detrás de su cuello, y él la suya por mi cintura. Olvidé que estábamos en un lugar público, olvide que tal vez la pareja de ancianos nos estaba observando, olvidé todo y cerré mis ojos. Disfruté del movimiento que sus labios hacían sobre los míos, se sentía realmente genial, ninguna cosa que me haya pasado en la vida se comparaba con esto (primera vez que besaba a un chico, por patético que sonara), ninguna. Nos separamos en busca de aire, yo aún con los ojos cerrados, él rozó su nariz con la mía, y luego me abrazó. Abrí los ojos, y la realidad me volvió de golpe, ¡Había besado a Iván!, y lo peor (o mejor, ya no sabía), me había encantado, y creo que me había vuelto adicta a sus besos. Nos separamos y él evaluó mi reacción.

-¿Te arrepientes cierto? – Preguntó un poco desilusionado – Lo siento Sof…

Antes de que se disculpara lo sorprendí con otro beso, no me aguanté, parecía drogada, pero ¡dios! Era genial. Él tomo mi rostro y noté que sus labios se curvaban en una sonrisa mientras seguíamos besándonos. Me separé y nuevamente me pregunte ¿Qué mierda hice? , malditas hormonas, maldito Iván que me encantaba.

-Oh, lo siento – esquivé su mirada – creo que confundí las cosas, enserio no quiero ser una más de tu colección, y...y… - ¡Rayos! Claro que no quería que me considerara otra más de sus conquistas semanales.
-¿Hasta cuándo seguirás con eso?- se acercó peligrosamente a mi – No eres una más de mi “colección” – remarcó las comillas en el aire – porque tú no eres como las demás chicas, y yo…ehh – buscó la palabra correcta- no lo sé me gustas desde que te vi en frente de todos esos odiosos en el jardín de infantes – enarqué una ceja ¿Se acordaba?, Me reí.
-Gracias por eso también – me sonrojé. Él me miró con dulzura mientras tomaba nuevamente mi mano. Llevé mi mirada hasta donde estaba la pareja de ancianos, y nos estaban observando con una gran sonrisa en sus rostros. –Creo que será mejor que vaya a mi casa, no quiero que papá piense que me maté o algo así.
-Te acompaño – nos levantamos, y cuando pasamos por al lado de la pareja, les dediqué una sonrisa, y ellos me la devolvieron. –Creo que hiciste amigos nuevos- comentó una vez que íbamos de camino a mi casa tomados de la mano. Yo me reí. – Debieron haber pensado, “oh que lindo novio tiene esa chica” – ambos reímos.
-No seas egocéntrico, y además no somos novios – corregí.
- Yo sólo digo lo que ellos pudieron haber pensado – se encogió de hombros. Se puso en frente mío, me abrazó y me elevó un poco en el aire. – y sólo para que quedemos claros, ¿Quieres ser mi novia?.

Cause it's you and me and all of the people with nothing to do, Nothing to lose♪ me inspire en esa canción para el cap (si, es la primera del mixpod) ; Ayer no subí ya que estuve toda la tarde donde mi abuela haciendo empanadas :P, y luego cuando llegué a mi casa moría de sueño jahsjajsa, pero aqui estoy con cap, emm, curioso, espero que les haya gustado o si no, me corto las venas con una cuchara! :B jahsjaska, yaya se cuidan ladies :D 

PD: Bienvenida las nuevas seguidoras ^^;