domingo, 19 de diciembre de 2010

Capitulo 13


Tic, tac, tic, tac.

Era un reloj, o quizás era mi corazón, mis párpados se sentían pesados. Poco podía luchar contra ese peso, porque en realidad todo mi cuerpo se encontraba adormecido. Casi imperceptibles murmullos se escuchaban a lo lejos y la angustia seguía instalada en mi pecho, o más bien, en mi garganta había un gran nudo que me impedía gritar, llorar, o simplemente hablar. Intenté removerme….nada, ni un músculo de mi cuerpo reaccionaba.

¿Acaso estaba muerta?

Pero si lo estaba… ¿Y San Pedro? ¿Las puertas doradas del cielo? O quizás en el peor de los casos ¿Y las llamas, dolor, del infierno? ¿Solo había “nada”? Debía comenzar a admitir que quizás no era lo suficientemente religiosa como para saber que había después de la muerte… pero no era tan ignorante como para no saber esas mundanas creencias populares. 

Desesperada… si, era un buen sinónimo al sentimiento que sentía en esos momentos. Además la pequeña punzada que sentía en mi (creía yo) costado derecho, no ayudaba mucho. Y en ese momento me sentí recién capaz de mover mis ojos, comencé de a poco, porque no era mi intención caer de nuevo en la oscuridad. También pude abrir levemente los ojos, y lamentablemente un maldito foco me obligó a cerrarlos de nuevo. Pero lo intenté de nuevo, y esa vez pude abrirlos completamente y obligué a mi retina acostumbrarse a la luz. Examiné el lugar en donde estaba…un hospital, eso estaba claro, pero ¿Por qué no había nadie velando mi inconsciencia? ¿Y papá? ¿Iván?, un golpe de angustia llegó a mi pecho, necesitaba verlo, recordar que todo había sido un mal sueño…

Me incliné un poco hacia un costado intentando tener una mejor vista de todo, ignoré la gran punzada en mi cabeza y proseguí con mi inspección. Ahí estaba, en un pequeño sillón que se veía de lo más incómodo, mi madre… Quise gritarle que se fuera, pero aunque lo quisiera, nunca sería tan mala ni desagradecida. Por lo menos no estaba sola. Me observó con una clara expresión de alivio. Se levantó cuidadosamente y caminó hasta situarse a mi lado. Dudó entre hacerlo o no, pero finalmente, pasó delicadamente su mano por mi mejilla, yo sólo pude cerrar mis ojos. No lo iba admitir nunca, pero sin duda me hacía falta sentir que tenía una madre, y no arruinaría el momento madre e hija. Esperé un rato y me volví a acomodar normalmente en la cama. Ella retiró su mano y me dedicó una sonrisa de… ¿agradecimiento?, no estaba segura, pero se la devolví levemente. Tosí levemente asegurándome de que mi voz seguía ahí.

-¿Cómo te sientes? – Dijo casi en un murmullo – debería llamar al doctor…
-Bien, sólo me duele la cabeza, y…- la punzada a mi costado se hizo presente en ese momento levanté un poco las sábanas y examiné de donde venía el dolor. Un gran morado estaba a mi costado, a la altura de mi cadera. Me lo toqué superficialmente, y en verdad dolía – aquí.
- ¿Recuerdas lo que pasó? – suspiré, claro que recordaba.

Asentí.

-Bueno, fue un gran susto, afortunadamente y gracias a Dios – tocó una medallita que colgaba en su pecho – no te pasó mucho.
- ¿Y papá? – tenía en mente a Iván, pero ella no era la persona a quien preguntarle.
- Fue a cambiarse de ropa, lo tuve que prácticamente obligar que saliera de tu lado – una sonrisa de añoranza se pintó en su rostro – sigue siendo igual de testarudo.
- ¿No hay nadie más?

Enarcó una ceja y luego sonrió.

-Si, está ese chico que vi una vez en casa de tu padre, ¿Iván?, hace un rato salió a la cafetería, debe estar por venir. – sonreí internamente e intenté no parecer una boba a la mención de su nombre.
-Gracias.

Un silencio un tanto incómodo nos envolvió. Ambas hacíamos como que veíamos la televisión, pero la verdad era que no había nada más, por el momento, que decirnos.

-Creo que le avisaré al doctor que despertaste – retiró un mechón de pelo que estaba demasiado cerca de mis ojos – y como dije el muchacho luego vendrá – sonrió.

La vi marcharse. Parece que era verdad eso del vínculo que enseñan que se forma entre madre e hija. No podía odiarla, pensé que lo hacía, porque no la había visto en años, pero en verdad cuando la había vuelto a ver, sentí celos de Camilo, sentí rencor hacía ella porque me había dejado sola. Pero nunca odio, quizás mi orgullo había tapado el amor que creía que estaba muerto ya, aunque el orgullo seguía, era menos, pero aún estaba ahí.
La puerta se abrió de repente, e interrumpió mis pensamientos. Iván entró sosteniendo un paquete de mini galletas, se atoró con la galleta que estaba masticando al verme observándolo.

Me reí de él. A pesar de que la angustia seguía instalada en mi pecho, le sonreí. Se acercó a mí, y dejó el pequeño paquete en la mesita que estaba al lado de la cama. Posó sus manos en mis mejillas que ahora estaban un poco mas calientes, y comenzó a dibujar círculos con sus pulgares en ellas. Suspiré mientras lo veía acercarse lentamente a mí. Rozó su nariz con la mía, cerré mis ojos disfrutando de la caricia, finalmente posó sus labios sobre los míos. Fue delicado, tranquilizante, su respiración se mezclaba con la mía, y mis estúpidas preocupaciones se esfumaron. Se separó un poco y me miró a los ojos que ya tenía abiertos. Dejé que mi respiración volviera a su estado normal, pero su cercanía no me ayudaba mucho.

-Tonta – sonrió- La próxima vez llámame antes de irte del instituto o simplemente mira a los dos lados antes de cruzar la calle – depositó un pequeño beso en la comisura de mis labios- pero promete que no volverás a hacerme pasar un susto así.
-Lo prometo.
-Te amo – dijo antes de besarme.
- ¿Nunca dejaras de amarme? – me sentí como una niña pequeña, quizás el golpe me había afectado más de lo necesario.
-Nunca – se rió ante mi comportamiento, pero tenía un matiz de seriedad sus palabras.
-¿Lo prometes? – lo miré a los ojos. Por alguna extraña razón, y sospechaba que por mis ahora crecientes dudas, necesitaba saberlo.
- Lo juro – volvió a acariciar mi mejilla. Solté el aire,  no dudo cuando lo dijo, y eso me tranquilizó.

Al rato llegó papá, y luego de decirme palabras cariñosas, comenzó a regañarme por mi torpeza y por no mirar cuando cruzaba. A lo que yo contestaba con mis habituales “si papá”. Luego fue a visitarme Mandy, Tania, y Camilo.

-¿Por qué te fuiste de repente de casa? – Me reprochó Mandy, la quise asesinar con la mirada, pero obviamente ella no sabía nada de la discusión con su primo – Tom estaba raro, y no quiso decirme qué pasó – sentí la mirada curiosa de Iván que no se había separado de mi lado en todo el día.
- Bueno, es solo que como ya te ibas a ir… me fui, además recordé que tenía cosas que hacer, y lo lamento, debí haberme despedido…

Sentí que ni Amanda ni Iván creyeron en lo que dije, pero rápidamente cambié el tema. Supe que había estado un día inconsciente. Me había golpeado la cabeza y no tenía ninguna fractura afortunadamente, sólo un pequeño esguince en mi muñeca, el cual cubría un disimulado vendaje con una especie de “guante”. Quise golpear a Iván en cuanto me dijo que creía que mi papá se había dado cuenta del morado en mi cuello, pero que al parecer, no había hecho ningún comentario.

A los dos días me pude ir del hospital, pero quedé con un día de reposo, por el golpe en la cabeza.

Las semanas pasaron o más bien, pasaron dos semanas desde el accidente. Tom no se acercaba a mí, nuestra “relación” estaba peor de lo que alguna vez había estado, yo seguía dolida con sus palabras, y lo peor era que rondaban una y otra vez por mi cabeza.

“pensé que eras diferente”

“yo no nunca he querido ser sólo tu amigo”

“me asusta que luego toques fondo”

Evitaba dedicarle alguna mirada, de cierta forma me recordaba también el beso… ¿Estaría bien quedarme callada? La verdad era que yo no había engañado a Iván, porque… me tomó de sorpresa. Pero tampoco quería que Iván fuera y golpeara a Tom, porque conociendo a mi novio, culparía a Tom de todo lo que pasó ese día, aunque la verdad era que… Era yo la única culpable de todo, yo dejé que me afectara, yo dejé que sus palabras se instalaran en mi cabeza… ¿Y cómo podría volver a mirar a Tomás si sabía que él no me quería como una simple amiga?

Habían otras dos cosas que me preocupaban de sobremanera. La primera era que Charles no había aparecido en casi un mes, papá insistía en que él no sabía nada al respecto, pero yo no estaba tan segura.  Y la segunda cosa era que mi padre estaba comportándose extraño, o más bien, lo que me preocupaba era que, aquellas “reuniones de trabajo” se habían hecho más frecuentes. Y también veía a la tal Samanta más a menudo de lo que me hubiera gustado. La verdad nunca veía actitudes sospechosas ni coqueteos, siempre parecían estar en un completo ambiente de trabajo, pero lo que frustraba era mi completa ignorancia en cuanto al tema.

Me desperté en la mañana con una sensación extraña, loca o no así era. Me duché y luego fui a desayunar. Papá ya tenía todo servido , se encontraba revisando algunos papeles mientras daba pequeños sorbos a una taza de café. Me acerqué y lo saludé dándole un pequeño beso en la frente. Me comí mis tostadas y me despedí de papá.

-Hija ¿te parece si en la noche vamos a cenar? – dijo antes de que saliera de la cocina, yo enarqué una ceja.
-Algo de qué hablar – pregunté.
-Si, además sé que las tardes las tienes ocupadas – se rió. Vino hacia mí y desordenó mi cabello, habito que tenía desde que era pequeña – que te vaya bien pequeña, vuelve temprano.
-Ok.

Me dirigí al instituto. Iván me había invitado a su casa cuando terminara. Los jueves no compartíamos muchas clases. Es por esto, y porque los profesores no ayudaban para nada, que la mañana se me pasó lentísima. Al sonar el timbre para salir fui casi corriendo hasta mi casillero para retirar algunos libros. Vi a unos cuántos metros de mí, que Tania y Camilo conversaban animadamente. Me gustaba ver a Camilo sonreír, y más aún mientras lo hacía con mi amiga. Eran una linda pareja, aunque ellos lo negaran. Mandy había estado un poco desanimada, seguían los problemas en su casa, y últimamente pasar tiempo con Tomás no era lo mejor, estaba más introvertido de lo normal, y en su casa se encerraba en su habitación todo el día. Según Mandy, se estaba convirtiendo en un superficial.

Odiaba sentirme en cierta forma culpable de ese cambio, aunque fuera poco probable, tenía esa leve sospecha. Yo le gustaba, y lo había rechazado, y lo ignoraba todos los días (aunque a mi favor podría decir que el ignorarse es mutuo). Quizás la única razón de que alguna vez pudiera hablar con él sería por mi amiga… no habría ninguna otra.

Unas manos rodearon mi cintura por detrás.

-¿Qué tanto piensa la señorita? – susurró en mi oído provocando que mil escalofríos recorrieran mi columna. Me di media vuelta y me encontré con el sonriente rostro de Iván.
-Pienso en cómo es posible que tenga a un novio tan cursi – bromeé.
-Hmm… - acercó su rostro al mío y me besó – soy un novio enamorado – se rió, y corrió un mechón de cabello que caía sobre mis ojos. Le dediqué una sonrisa y me di media vuelta para poder cerrar mi casillero. Él tomó mi mano y nos encaminamos hacia la salida. Las miradas que antes nos dedicaban ahora eran menos, sólo quedaba la de una oxigenada, la misma que casi mato en gimnasia.

Tom pasó por nuestro lado, y ni siquiera me dedicó una mirada, llevaba el ceño fruncido, pero eso era lo habitual, aunque no dejaba de doler el grado de desagrado que sentía hacia mí. O eso pensaba.
Fuimos hasta la moto de Iván, él se subió primero y yo me senté detrás de él pasando mis manos por su cintura. Él viaje fue corto, ya me había acostumbrado a la moto, y hasta me gustaba subirme en ella, por lo menos era un buen pretexto para abrazar a mi novio. “Tarada” se burló la vocecilla en mi mente. Vi en frente mis ojos la pequeña bodega en donde aquella vez pasé una de las mayores vergüenzas de mi vida.

-¿Ensayo?
- Si, quería que me acompañaras, ahora nos podrás escuchar legalmente – él se rió, y yo me sonrojé.
-No es necesario recordarlo – se inclinó un poco, y me besó.
-Lo siento.

Entramos y estaban 3 chicos arreglando algunos cables, y probando el sonido de los instrumentos. Eran los mismos que recordaba de la última vez. Los saludé uno por uno, había una chica con rizos, menuda y un poco bajita.

-Hola- sonrió, su voz era extremadamente suave – Soy Catherine, la novia de Marcus – miró al chico que sostenía el micrófono, y sus ojos brillaron, “definitivamente está enamorada” pensé. – Un gusto.
-Lo mismo digo, soy Sofía – le di un beso en la mejilla y ambas nos sentamos en un pequeño sofá para ver tocar a los chicos.

Comenzaron a tocar, y eran más buenos de lo que recordaba. Iván se veía mas lindo de lo que era, y eso nadie podría negarlo, ni la enamorada Catherine, ni el presidente de la nación. Tocaron casi 5 canciones diferentes. La banda estaba compuesta por 4 integrantes, Marcus, el vocalista, que era un chico moreno, con el cabello hasta la barbilla y ojos verdes. Luego venía Sebastian el baterista, rubio y sus ojos eran grises o algo parecido. Estaba Alex, el bajista, moreno y de ojos cafés. E Iván, que a veces ayudaba en los coros, pero a mi parecer debería cantar más.

-¿Te gustaron las canciones? – preguntó mi novio sentándose a mi lado.
-Si, sigo pensando que deberían hacerse públicos.
-Lo mismo digo – se rió Sebastian.
-Bueno chicas hay una sorpresa – dijo Marcus – el sábado tocaremos en Sin Censura (disco inventada).

Catherine se lanzó a los brazos de Marcus con una risita. Y yo enarqué una ceja.

-Enserio – le pregunté a Iván.
-Claro – me dio un beso en la mejilla – y estas más que invitada, por no decir, obligada a ir a vernos.
- Pues, ahí me tendrás – me reí.

Eran casi las 6 de la tarde y sabía que Iván estaba retrasado para su entrenamiento de rugby. Nos despedimos de todos, y Catherine me dijo un “te veo el sábado”, era realmente simpática. Iván me llevó a mi casa.

-Creo que el entrenador me matará – miró su reloj.
- Deberías irte.
- No sin una buena despedida, ya estoy retrasado, unos minutos más no harán daño – pasó sus manos por mi cintura y me atrajo hacia él. Rodeé su cuello con mis brazos, y busqué su boca con la mía. Atrapó mis labios delicadamente. Mis dedos se enredaron con su cabello. Se me estaba acabando el aire, y recordé que él me debía algo… Capturé su labio inferior con mis dientes y lo mordí, no tan fuerte pero si lo suficiente. Esbozó una sonrisa aún sin alejarse de mis labios. Finalmente se separó. Y pasó su lengua por su labio. - ¿Tu venganza? – Asentí, observe el lugar en donde había mordido, y quizás se me había pasado la mano, pero mi “morado” lo había notado papá, el doctor, dos enfermeras, y Tania (que se burlaba hasta ese momento)
- Suerte con el entrenador – le di un beso rápido y fui hasta mi casa.

Arrancó su moto y desapareció por la calle. Recordé que papá quería cenar conmigo esa noche, así que busqué ropa decente para la ocasión. Estaba casi comiéndome las uñas por saber qué quería decirme. Sólo esperaba que no fuese nada malo…

Iván’s POV

Pisé el acelerador, porque tenía exactamente 10 minutos de retraso, y de seguro el entrenador me haría dar 10 vueltas el gimnasio, pero Sofía lo valía, eso ni dudarlo. Me cambié rápidamente en los camarines en cuanto llegué, y me fui corriendo hasta el gimnasio. Estaban precalentando aún. El profesor me dedicó una mirada de odio, aunque debo admitir que dudaba que tuviera otra. Y me puse a correr. Terminé exhausto, pero no pude decir nada porque ya estaban formando dos equipos para la práctica. Camilo también había comenzado a estar en las prácticas, era realmente bueno, y me llevaba excelente con él. Afortunadamente estábamos en el mismo equipo. Noté mientras jugábamos, que Tomás estaba más agresivo conmigo que otras veces, sabía que él y Sofía tenían un problema, pero ¿estaba yo dentro del drama? No me había querido meter ni insistir en el asunto porque ella al parecer no lo quería, pero se le estaba pasando la mano a Tomás y yo no era de la gente más paciente.
-Es un entrenamiento Tom – le grité – no intentas matarme.
-Recién ahora te salió lo poco hombre – se acercó a mí. Eso no pintaba para bien.
-¡¿Cuál es tu problema?! – lo encaré y deje de jugar ya que él tenía las claras intenciones de seguir con la pelea.
- Tú eres mi problema imbécil – me empujó, y yo le devolví el empujón ya que estaba demasiado cerca.
- A ¿si?
-Si, deberías alejarte de Sofía antes de que la engañes con alguna perra – lo dijo lo suficientemente bajo para que sólo yo escuchara. Mi puño voló a su mejilla. Testosterona o no, comenzamos a pelear.
-¡Qué te crees idiota! – los chicos intentaban separarnos, y el profesor nos gritaba.
- Deberías preguntarle a tu novia qué pasó antes de que la atropellaran – Por fin pudieron separarnos, y yo quedé con las ganas de matarlo.

Y mientras el profesor nos regañaba y nos decía uno que otro improperio, yo me preguntaba ¿Qué paso?... 

Personalmente me gustó este cap... no sé ustedes, de corazón espero que compartan mi opinión. Chicas, gracias por su apoyo (: , y por continuar leyendo la historia... Se cuidan!

5 comentarios:

  1. me encanto el cap!!
    solo espero que Ivan no se enoje con Sofia!!
    publica prontoo!!
    besoos

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  2. Que si me gusto?!
    Me ENCANTÓ!! xDxD
    Pobre Sofia, que vergüenza por lo del morado xDD
    Pero el final del capítulo me has dejado a cuadros..que hijo de ... Tomás jaja ;)
    A ver como acaba esto u.u espero que no sufra sofía :(

    Bueno chica, me despido ya ;)

    Besoos!

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  3. Ame el capitulo! Tom está celosooo!! Jajaja! Espero el siguiente. Ya tengo ganas de saber qué pasara entre la relacion de Ivan y Sofia

    XoXo

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  4. Pero Qe se cree ese Tom..!!
    Querrá destruir la relación de Ivan&Sofi??
    Querrá a Sofí solo para el..??
    Awww.!!
    Quiero saber Qe pasa..!!!
    Se enojara Ivan con Sofi..??
    Uff..!!
    Espero y postees pronto..!!
    Pequeña te deseo una muy FELIZ NAVIDAD..!!!
    Que todos tus deseos se cumplan..!! Que disfrutes de estas fiestas..!!
    tkm.! :D

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  5. Queda poco para participar en el Concurso de Relatos Cortos de Navidad. Aqui estan las bases: http://love-is-louder.blogspot.com/2010/12/concurso-de-navidad.html

    Pasate si quieres participar.

    XoXO y Feliz Navidad!!

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